Los efectos de la reforma laboral del Gobierno no se están trasladando a los salarios. Hay más empleo, sobre todo más contrataciones indefinidas como consecuencia de la supresión de contrataciones temporales, ha subido el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), han aumentado los tipos de las cotizaciones y la inflación se ha disparado. Sin embargo, la masa salarial (el conjunto de sueldos y cuota sociales a cargo del empleador) de las empresas privadas sólo ha crecido un 3,8% en el primer trimestre de este año respecto al mismo periodo al comienzo de la pandemia.
Esta tendencia demuestra que la reforma laboral de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz es más estadística que efectiva, ya que con el canje de contratos temporales por indefinidos se ha ganado calidad en el empleo pero no en los salarios, que es lo que cuenta para los trabajadores, e incluso para la recaudación de las pensiones y de Hacienda y el consumo en general. Mientras, el gasto en remuneraciones en los salarios públicos ha crecido un 10,3% (6,5 puntos más que en el sector privado) en este mismo periodo como consecuencia del espectacular aumento de las plantillas de las Administraciones, ajenas siempre a las crisis y a las reformas.
Según los datos de las Cuentas No Financieras de los Sectores Institucionales, que elabora el INE, la masa salarial de las sociedades no financieras alcanzó en el primer trimestre de este año (último dato disponible) con la entrada en vigor de la reforma los 94.480 millones de euros en términos corrientes frente a los 90.981 millones registrados en el mismo periodo de 2020 cuando comenzó la pandemia (a partir de la segunda quincena de marzo). Si a esta masa salarial le añadimos los 4.722 millones de la masa salarial de las sociedades financieras y de seguros, el incremento en el conjunto del sector privado se sitúa en el 3,4%.
Es decir, la masa salarial de las empresas privadas a las que afecta la nueva reforma laboral apenas ha aumentado cuando, por ejemplo, ese conjunto de remuneraciones y cotizaciones crecía en 2019 a un ritmo del 6,6%, del 4,3% en 2018 y del 4,7% en 2017 sin contar con los efectos de la actual reforma laboral en la contratación indefinida. Ese exiguo crecimiento de los sueldos se ha producido mientras se registraba un aumento de 150.000 asalariados privados en este mismo trimestre respecto a 2020 (1,1% más) según datos de la EPA, y de 833.000 afiliados totales en este periodo (de ellos unos 400.000 son nóminas públicas y el resto corresponde a autónomos).
Además, con el inicio de la nueva reforma laboral y la supresión de la mayoría de los contratos temporales se han realizado más de 4,7 millones de contratos acumulados entre enero y marzo de 2022, es decir, un 2,1% más que en el mismo periodo de 2020 (casi 100.000 más). De estas contrataciones, 1,1 millones (un 129% más que en el primer trimestre de 2020, es decir, más de 600.000 contratos) se formularon bajo el epígrafe de indefinidos. Por tanto, más de un tercio de los contratos acumulados entre enero y marzo han sido fijos. Por si fuera poco, la subida del SMI del 5,3% entre 2020 y 2022 también ha pesado en el aumento de los costes laborales y lo mismo el alza de casi el 14% también acumulado de, por ejemplo, las bases de las cotizaciones mínimas.
Efectos de la reforma laboral
Pese a todos estos incrementos, los efectos de la reforma laboral con ese aumento del empleo indefinido no aparecen en la masa salarial por ninguna parte. Y todo ello, a pesar de que la inflación entre ambos periodos ha aumentado un 11,3%. Es decir, la masa salarial del sector privado en términos constantes (según la evolución del valor monetario con la inflación) ha decrecido sustancialmente ya que debería haber superado los 101.000 millones en este primer trimestre de 2022. Por tanto, en términos reales las remuneraciones totales de los asalariados privados han caído más de un 6% mientras que en el sector público ha aumentado un 3%, ya que se ha situado en 34.049 millones frente a los 33.089 millones que debería haber alcanzado también en términos reales.
¿Por qué no sube la masa salarial privada si está mejorando la contratación indefinida? Se deba a la nueva variante de empleo precario que ha creado la reforma laboral: hay más trabajo fijo pero a tiempo parcial (sólo por unas horas) y ha crecido la contratación fija discontinua en sectores tan estacionales como la construcción y la hostelería pero sin ninguna traslación a la nómina. Es decir, muchos trabajadores tenían antes un contrato temporal a jornada completa y ahora tienen un empleo fijo, como obliga la nueva reforma, pero sólo por unas horas. Lo que significa que los empleados reciben ahora un salario inferior, que a la vez genera menos cotizaciones, salvo que encuentren otro empleo complementario. Algo similar está ocurriendo con el contrato fijo discontinuo.
Muchos trabajadores tenían antes un contrato temporal a jornada completa y ahora tienen un empleo fijo, como obliga la reforma laboral, pero sólo por unas horas y con un salario inferior
Se está generalizando y engorda la estadística oficial de los indefinidos, pero, como reconocen en fuentes sindicales, esta contratación no está entrando en el tubo de la negociación colectiva (que sigue estancada con un incremento del 2,2% hasta marzo para los trabajadores sujetos a convenio mientras que el Gobierno y las fuerzas sociales insisten en un pacto de rentas y de beneficios para evitar la inflación de segunda vuelta por el desmesurado incremento del IPC) ni en el de la aplicación que debería realizarse de las mismas tablas salariales del resto de la plantilla fija.
Es decir, el empleo parcial y el discontinuo están sustentados en un hilo tan débil de fijeza (michas contrataciones pasarán al paro cuando se acabe el verano o se acentué la desaceleración económica) que se acepta cualquier condición laboral y salarial para seguir en el mercado laboral. Aunque empieza a haber novedades: ya hay más de 140.000 demandas de empleo que no se cubren, sobre todo en la hostelería y también en otros sectores relacionados con las nuevas tecnologías, por la insuficiencia salarial que se oferta.
Además, todavía siguen manteniéndose muchos convenios de empresa, que antes de la reforma permitían establecer condiciones salariales diferentes e inferiores a las fijadas en los convenios colectivos de ámbito superior, mientras que se activa la negociación colectiva (y ya casi entramos en la última parte del año) en los convenios sectoriales. Lo que es evidente es que el aumento del nuevo empleo indefinido de la reforma laboral del Gobierno no está generando una mejora de las remuneraciones salariales respecto a las que había antes cuando muchos trabajadores tenían un contrato eventual.
Wesly
Vivimos en una injusta sociedad dual. Básicamente existen dos grupos de personas: Grupo 1 (menguante).- Empresarios y trabajadores sujetos a la competencia, cuyos ingresos dependen de que los ciudadanos decidan libre y voluntariamente adquirir y pagar los productos que las personas de este grupo generan. Grupo 2 (creciente).- Políticos, empresarios amigos de los políticos, empleados públicos y liberados sindicales cuyos abultados sueldos y escandalosos privilegios (decididos por los políticos) son pagados obligatoriamente por los ciudadanos del grupo 1. El grupo 2 de personas disfruta de mejores condiciones de vida (pagadas obligatoriamente por las personas del grupo 1), mientras que este grupo 1 de personas cada día es más esquilmado, más intervenido, más esclavizado, más condicionado por el grupo 2. Una injusticia total.
Annett
El empleador privado repercute el aumento de sus costes (materias, impuestos) en el salario de sus trabajadores donde la alta demanda y competencia humana facilitan la contratación aún en condiciones de salarios de pobreza. La Administración, desde 2008, es ajena a crisis y reformas, como bien apunta el artículo, lo que hace crecer en número y calidad el sector público por encima del privado y dándose circunstancias paradójicas como por ejemplo en Sanidad donde con instalaciones de país ultra avanzado se ofrece un servicio deplorable de país infra desarrollado. La relación entre el sector público y privado de un país es fundamental siendo el sector privado quien crea el valor añadido a la economía conjunta al interactuar entre las materias primas y el producto final. Si la economía de un país se sustentase solo con la recirculación de salarios e impuestos bastaría que un gobierno nombrase funcionarios a toda la población y la dotase de un primer salario. En España la relación entre el sector público y el privado es ruinosa y está totalmente abocada a la quiebra técnica tal y como hoy efectivamente ocurre aún con los disfraces contables y adornos ilusionistas del balance. Ninguna organización política solucionará jamás esta circunstancia económica adversa pues viven del voto, son en su mayoría empleados de la función pública y nadie se hace el hara-kiri así por las buenas, atienden intereses de agentes superiores (¿?) y, básicamente, porque ocupan estructuras de partido subvencionadas y corruptas en sus meros principios fundacionales.
Karl
"La democracia no puede subsistir si una gran parte de los votantes está en la nómina del gobierno. Si los representantes elegidos ya no se consideran servidores de los contribuyentes, sino de los que reciben sueldos, dotes y subvenciones, la democracia está acabada." ~Ludwig von Mises