El Banco Santander se resiste a abandonar el efectivo. La entidad cántabra tiene la intención de mantener el número de cajeros automáticos en España a pesar del drástico cierre de oficinas que va a acometer en este 2021. Para ello, la entidad abrirá nuevos cajeros en las oficinas que prevalezcan, habrá otros que se desplacen e incluso algunos se mantendrán en fachadas de antiguas sucursales.
El banco también dispondrá en los centros de Correos de servicios de retirada e ingreso de efectivo y ofrecerá la opción de llevar dinero a cualquier domicilio de España mediante los carteros. Con esta nueva alianza, el banco que preside Ana Botín pretende ampliar sus servicios financieros básicos a 1.500 municipios más por medio de Correos.
En total, la entidad cuenta con más 7.000 cajeros automáticos repartidos por todo el país. Una cifra que contrasta con el número de oficinas, que se reducirá hasta las 2.000. Este recorte de sucursales se ha acelerado en los dos últimos años tras absorber el Popular y realizar la integración tecnológica. En 2019 se clausuraron 1.150 y para el primer semestre de este año se calcula que se perderán otras 1.033 oficinas.
En esta ocasión, la reducción tan drástica guarda relación con el aumento exponencial de los canales y usuarios digitales. Una tendencia que se ha visto acelerada con la pandemia y que ahora se espera que termine de explotar.
Y es que el grupo bancario se ha puesto objetivos con el fin de impulsar el crecimiento y aumentar la rentabilidad mediante la aceleración de su digitalización y nuevas mejoras operativas y de asignación de capital. De hecho, según cálculos internos del banco, las transacciones en sucursales se reducirán a la mitad en 2022 debido precisamente a este acelerón en el uso de los canales digitales.
Tendencia del sector
Los tipos de interés bajos y negativos han terminado por destruir a un sector muy tocado por la última crisis económica. La banca ya estaba dando señales de agotamiento, pero el virus ha terminado de dar el toque de gracia. Es por eso que este 2020 ha estado marcado por los procesos de fusión, sólo concebidos para reducir costes y no tanto para crecer.
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