La Sociedad de Gestión de Activos Inmobiliarios procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) o ‘banco malo’, ha incorporado como nuevo director de tesorería a Francisco Cordero, que hasta la fecha ocupaba el mismo cargo en ING Real Estate. La Sareb, inmersa en un proceso de gestación acelerado, están incorporando 50 ejecutivos ahora mismo. A lo largo del ejercicio, se contempla que se cierren unas 150 contrataciones, según informan desde la propia entidad.
Desde la Sareb señalan que las 150 personas que se incorprarán progresivamente son ejecutivos de alto nivel técnico.
Cordero ha sido siempre un ejecutivo relacionado con la tesorería y desempeñó cargos similares en Metrovacesa o la extinta Adisa (Asesores en Divisas). Este experto trabajaba en la misma firma que Walter de Luna, el director general de Sareb. De Luna, responsable de ING Real Estate, era el jefe de Cordero.
La constitución del banco malo está realizándose contra el reloj. Así, su presidenta, Belén Romana, formó la directiva con personas de su confianza, con las que había colaborado anteriormente, empezando por De Luna. Otros ejemplos son, Alfredo Guitart, responsable de la gestión de recursos, procede de ONO, donde estuvo Romana anteriormente como directora de desarrollo o Miguel Garicano, director de Procesos y Reporting, que también ha estado en ING.
Acelerado y complicado
La constitución del banco malo no está siendo sencilla. En primer lugar, el Gobierno negó sistemáticamente que fuera a crear tal vehículo para albergar los activos tóxicos inmobiliarios, aunque desde Vozpópuli ya informamos de que el Ejecutivo planeaba tener el proceso de consolidación del sector financiero claramente avanzado antes de promover el entonces llamado 'banco de suelo', para evitar que las entidades no viables se engancharan a esta institución como vía de subsistencia ‘asistida’. Eso habría ralentizado en gran medida un proceso de saneamiento bancario que todavía está lejos de haber finalizado.
Posteriormente, la captación de accionistas e inversores también ha sido fácil complicada, con la sombra de la política planeando continuamente. BBVA, inicialmente, dio su visto bueno a formar parte del proyecto, aclarando previamente que querían estudiar con calma el proyecto para estar seguros de que no contravenía sus propios intereses. La filtración, con claros efectos propagandísticos y promocionales, de la casi segura entrada de BBVA se tradujo en la inmediata negativa en banda del banco a colaborar.
Asimismo, Iberdrola también es presionada para que entre en el capital y aunque ha dejado caer su buena intención, la eléctrica desea formar parte del capital de manera poco menos que testimonial. Y los que están dentro, tampoco se muestran demasiado entusiasmados.
Por otro lado, ha habido que vetar la entrada a los ‘fondos buitre’, que son los que realmente están interesados en tener acceso de primera mano a la cartera de inmuebles tóxicos. Esos sí querían entrar.
A medida que pase el tiempo, este vehículo financiero cobrará cuerpo. De momento, las entidades nacionalizadas o con problemas ya han traspasado sus activos a la Sareb. La gran cuestión de futuro es contemplar cuándo se empiezan a vender activos realmente... y a qué precios.