Uber sigue dando de qué hablar. Esta vez, la compañía ha admitido un filtración cibernética que hasta ahora había mantenido en secreto. Mediante un comunicado de prensa, el consejero delegado, Dara Khosrowshahi, ha desvelado que el incidente de seguridad tuvo lugar en 2016 y afectó los datos personales de 57 millones de usuarios y conductores.
"Como CEO de Uber, es mi trabajo establecer nuestro rumbo para el futuro, que comienza con la construcción de una compañía de la que todos los empleados, socios y clientes de Uber puedan enorgullecerse. Para que eso suceda, debemos ser honestos y transparentes mientras trabajamos para reparar nuestros errores del pasado". Así calentaba el terreno Khosrowshahi antes de anunciar que la filtración incluía nombres, direcciones de correo electrónico y números telefónicos.
¿Qué pasó? Según cuenta el CEO de Uber, dos individuos ajenos a la compañía accedieron a las bases de datos de Uber y fueron capaces de descargar la información señalada. Asimismo, sustrajeron los números de carné de conducir de unos 600.000 conductores de Uber en Estados Unidos.
Sobornos y despidos
Tras el comunicado, la agencia Bloomberg ha asegurado que Uber (pese a tener la obligación legal de informar a las autoridades sobre el ciberataque) pagó 100.000 dólares a los hackers para que eliminaran los datos obtenidos y guardaran silencio.
Khosrowshahi ha negado que los delicuentes hayan tenido acceso a los números de tarjeta de crédito o información bancaria, así como datos de la Seguridad Social o historiales de viaje de los usuarios. Asimismo, ha admitido que desconoce las razones por los que el incidente no se dio a conocer antes (durante la gestión de Travis Kalanick, antiguo CEO y fundador de la compañía).
Bloomberg asegura que Uber pagó 100.000 dólares a los hackers para que eliminaran los datos y guardaran silencio
En el comunicado, Khosrowshahi ha asegurado que dos de los empleados que responsables de gestionar la situación ya no están en la compañía. Bloomberg, sin embargo, sostiene que Uber despidió a su jefe de de seguridad, Joe Sullivan, y a uno de sus subalternos por sus roles a la hora de mantener en secreto el incidente.
Con este incidente, Uber suma otro punto a su lista de problemas en 2017. Denuncias de acoso sexual, campañas en redes sociales que clamaban su cierre, la suspensión de su licencia de transporte en Londres, renuncias y, ahora, filtraciones y supuestos despidos. Los primeros fueron Brian McClendon (videpresidente de mapas de negocios) y Ed Baker (jefe de crecimiento y producto). Les siguieron Jeff Jones (presidente de Uber y número dos de la empresa), Rachel Whetstone (jefa de Política Global y Comunicaciones) y, finalmente, Travis Kalanick (consejero delegado).