Startups

Vender o no vender, ¿cuándo triunfa una ‘startup’?

La Nevera Roja, Social Point y Privalia han sido las ventas más sonadas de los últimos meses en el ecosistema emprendedor, pero estos movimientos en el mercado no siempre son sinónimo de éxito empresarial.

  • Dos emprendedores charlan en Campus Madrid

230 millones de euros ha pagado la norteamericana Take-Two por la ‘startup’ española Social Point. Es el penúltimo caso de “éxito” en el ecosistema emprendedor. La empresa emergente de videojuegos fue fundada en Barcelona en 2008 y el año pasado consiguió ingresar 84 millones de euros. Dragon City es el producto estrella de la casa, un videojuego que está arrasando en Facebook y que cuenta con aplicación para móviles y ‘tablets’. Pero el caso de Social Point no es la única venta millonaria que se ha producido recientemente. La compra de Privalia fue el gran pelotazo de 2016. La francesa Vente-Privee desembolsó 450 millones de euros por este ‘outlet’ de comercio electrónico. La adquisición de Ticketbis por parte de Ebay (165 millones) y la venta de La Nevera Roja a JustEat (76 millones) fueron otros de los movimientos de capital más destacados.

En muchas ocasiones, llegamos a conocer la historia de estas ‘startups’ justo cuando se han vendido. Pero no todos los emprendedores buscan estas operaciones en el mercado. Carlos Jiménez es el CEO de Valeet y considera un “error creer que la venta es el éxito de una ‘startup’. Porque el éxito de una ‘startup’ es solucionar un problema”. Y añade: “Si haces una empresa que no vale nada y no soluciona nada  no tiene ningún sentido. El éxito es encontrar un producto, lanzarlo al mercado y satisfacer necesidades de otros. Si bien es cierto que cuando tienes esa fórmula es más fácil llegar a más personas tanto para poder invertir como para vender”.

Carlos Jiménez, CEO de Valeet, en una entrevista con Vozpópuli

En esa estela se sitúa también Sofía Benjumea, directora de Campus Madrid: “Hay emprendedores cuyo objetivo es llegar a un nivel para vender y empezar de nuevo con otro [proyecto] porque lo que les gusta es lanzar e invertir. Pero, sin embargo, hay muchos otros que quieren convertirse en jugadores globales, salir a bolsa y competir”. No obstante no valora la venta como algo negativo: “Es una salida interesante —apunta la jefa del espacio emprendedor de Google— y una gran noticia para un ecosistema porque ese dinero se puede revertir en el mismo”.  

Wallapop y el camino a la rentabilidad

En ocasiones, vender es la opción más cómoda para las emergentes que no consiguen hacerse un hueco en el mercado: “Es lógico que el monstruo se coma al pequeño, aunque no creo que ese sea su objetivo inicial”, apunta Álvaro Valverde, profesor de Creación Empresarial de Udima. Encontrar su espacio y conquistarlo no ha sido ningún problema para Wallapop, el líder de la compra-venta de artículos entre particulares. Pero una de sus grandes dificultades es conseguir ingresos por parte de los usuarios. Actualmente, la mayor parte de su financiación proviene de inversores privados y solo un pequeño porcentaje corresponde a los usuarios que promocionan (pagando) sus productos dentro del mercado de la ‘app’. Esa falta de ingresos comerciales y la voluntad de entrar con fuerza en el mercado estadounidense, donde hay otros grandes competidores, podría conducirla a una venta por unos 370 millones de euros.

Fusiones y sinergias

El ecosistema emprendedor es un ente vivo que está en constante evolución. Sus organismos, las ‘startups’, son embriones que cambian. Quizá el camino ideal sería que se estabilizaran como una empresa consolidada, pero precisamente el ámbito online se caracteriza por su inestabilidad y “la dependencia de inversores externos”, así explica el catedrático de Organización de Empresas de la Universitat de València, Isidre March, que la venta sea también “un camino natural”.

March, que ha lanzado una web para ayudar a los emprendedores a innovar, lamenta que las ventas de emergentes en España “supongan a menudo el traslado al extranjero o  la dilución de la empresa en la compañía adquirente”, debido a que “pierden la identidad y la riqueza se va a otras latitudes”. Es el caso, por ejemplo, de la catalana Trip4real que en septiembre de 2016 fue adquirida por Airbnb. Su web anuncia, desde entonces, el acuerdo con el gigante estadounidense y redirige al usuario a su página. “Lo ideal -señala March- sería conformar grupos de compañías de base tecnológica españolas, con base aquí y abiertos a comprar o invertir en otras ‘startups’. La opción de fusionarse y cooperar como vía para crecer no debería obviarse”.

La web de Trip4real, cerrada tras la compra de Airbnb

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