Telefónica pisa el acelerador en torno al cierre de sus centrales de par de cobre, que están siendo sustituidas por la fibra óptica. Sólo en un trimestre el operador ha clausurado 287 centrales de cobre. El objetivo es cerrar el total de centrales en 2024.
En la actualidad la compañía de telecomunicaciones ha alcanzado las 769 centrales cerradas, dos tercios del total de las 1.200 que Telefónica comunicó en su día a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que iba a cerrar -debe comunicar los cierres previstos a este organismo-. El coronavirus no ha sido un problema para que el operador continúe avanzando con el proyecto de cierres. Si en septiembre el total clausurado era de unas 500 centrales, desde entonces hasta ahora ha desactivado las 287 citadas en el párrafo anterior.
El objetivo marcado para el año que viene es el cierre de otras 700 centrales más, lo que supondrá la clausura casi del mismo número de centrales que se han desactivado desde 2015, año en el que se inició el proyecto de desactivación del par de cobre.
Una de las centrales más representativas cuyo cierre Telefónica ha comunicado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia es la de Barcelon/Catalunya. Su desactivación se producirá, casi con toda seguridad, a lo largo de 2023.
Telefónica ha conseguido 40 millones de euros durante los seis primeros meses del año con la venta del cobre rescatado tras el cierre de las centrales. Además, la fibra óptica supone un gran ahorro en infraestructuras. El cable ocupa tan sólo el 15% del espacio necesario para albergar los centros basados en tecnología de par de cobre.
Apagado del 3G
Se da la circunstancia de que en España la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia obliga al cierre de las centrales con un margen de cinco años desde su notificación. Otros operadores de países como Suecia o Estonia, que pueden compararse en ritmo de cierres con Telefónica, ven reducido este margen a seis meses.
A pesar de que estos dos países mantienen el ritmo de cierres de Telefónica, no son volúmenes comparables, dado que hablamos de 600.000 hogares conectados en Estonia y 4,7 millones en Suecia frente a los 18,1 millones de hogares con posibilidad de conectarse a Internet a través de fibra con los que cuenta España.
El operador español pretende migrar la mayor parte de las conexiones de Internet en España a fibra óptica. En la actualidad el ADSL se utiliza en aquellos lugares en los que no es posible dotar a los clientes de conexión a través de cable.
En otras zonas la conexión se basa en tecnologías inalámbricas -3G y 4G-, si bien la más estable y rápida es facilitada siempre por la fibra óptica. El cable, además, es capital para el desarrollo del 5G, dado que la señal entre las antenas inalámbricas es conectada en muchos casos mediante fibra.