La batalla entre Thermomix y Lidl ha hecho correr ríos de tinta en los últimos días por ser la primera vez que las compañías se enfrentan en los tribunales a raíz de sus robots de cocina. La razón, que las patentes registradas por Vorwek, la compañía alemana que comercializa Thermomix, han sido presuntamente violadas por Monsieur Cuisine Connect, el robot de Silvercrest, la marca con la que Lidl denomina a sus electrodomésticos.
Es ahí, en las patentes en cuestión, donde reside la polémica. No se trata de que Monsieur Cuisine se parezca a Thermomix o tenga características similares, sino de si ha copiado la patente (o patentes) registradas por completo. "Un pleito de infracción de patentes significa que un producto que hay en el mercado reproduce las características de mi patente, no quiere decir que mi producto al completo lo haga", explica Jean Devaureix, abogado de patentes de Pons IP, en conversación con Vozpópuli.
En este sentido, se trata de que el producto en el mercado infrinja todas y cada una de las características (las reivindicaciones) de la patente por la que, en este caso, Thermomix ha llevado a Lidl a los tribunales. En concreto, al Juzgado Mercantil número 5 de Barcelona, donde desde el martes y hasta este jueves se está celebrando el juicio.
Lidl, no obstante, tomó medidas cuando recibió la denuncia, hace cerca de año y medio. En concreto, la cadena alemana de supermercados contestó a la demanda señalando que no reproducía todas y cada una de las características y presentó una demanda para anular esa patente que reclama Thermomix, lo que se conoce como una reconvención o demanda reconvencional.
"Esta demanda de nulidad es muy importante, porque lo primero que va a analizar la sentencia es si la patente es válida o no. Si no lo es, no lo ha sido nunca desde el principio; por lo tanto, tú no puedes infringir nada que no exista. Si es válida, mirará si reproduce o no las características técnicas", cuenta Devaureix.
En esta línea, de la patente se valorará si es nueva, si tiene capacidad de inventiva, o si tiene aplicación industrial. Ahí, Lidl tratará de aportar materiales relacionados con si alguien con la fecha de la solicitud de la patente había inventado algo exactamente igual, o si alguien se había acercado a ese punto, cuál era el estado de la técnica, etc. Así, aunque la Oficina de Patentes y Marcas hubiera concedido la patente a Thermomix, Lidl puede jugar con esos documentos.
En estos días, en los que se está celebrando el juicio después de que Thermomix haya puesto otro informe pericial sobre la mesa - tras pedir Lidl la nulidad-, los peritos de ambas compañías defienden los detalles técnicos de los robots, que determinarán si la patente es o no válida.
Sin sentencia hasta primavera
Con todo, el experto consultado descarta que la sentencia llegue antes de febrero, siendo lo más probable que lo haga dentro de entre tres y seis meses. Después, cabrá recurso de apelación a la Audiencia de Barcelona y, después, al Tribunal Supremo. El proceso, por tanto, acaba de empezar.
Además, y a pesar de que Thermomix ya ha pedido el 10% de las ventas de Monsieur Cuisine por daños y prejuicios, la cuantía no se va a discutir hasta saber si hay condena o no. Como apunta el experto de Pons IP, desde la ley de patentes de 2015 el perito decide la indemnización una vez se ha dictado la sentencia.