La troika y dentro de ella, sobre todo, la Comisión Europea, mantiene todavía en su retina el retraso con el que el Gobierno de Mariano Rajoy afrontó al principio de la legislatura sus primeros ajustes debido a los intereses que había en juego en las elecciones andaluzas de marzo del año pasado. El candidato del PP, Javier Arenas, logró que el Gobierno retrasara todo lo posible la aprobación de los Presupuestos de 2012 y que frenara también la reforma laboral y, aun con ello, no consiguió auparse a la presidencia de la Junta andaluza debido al acuerdo alcanzado por los socialistas e Izquierda Unida.
A España le queda mucho por hacer y no puede ir a remolque del ciclo electoral que se avecina, le han dicho al Gobierno los responsables de la CE, el FMI y el BCE
Este es un precedente de peso para la troika que se ha dejado notar en los contactos que ha mantenido la semana pasada con ministros del Gobierno, empresarios, banqueros y responsables de los organismos reguladores. Su mensaje ha sido nítido: a España le queda mucho por hacer y no puede frenar las reformas pendientes e ir a remolque de un ciclo electoral que incluye tres llamamientos a las urnas en un periodo de 18 meses. A las europeas de mayo del año que viene les seguirán las autonómicas y locales de la primavera de 2015 y, finalmente, las legislativas. Se avecina a partir de enero, pues, una larga campaña que condicionará, sin duda, los movimientos de los dos grandes partidos nacionales y, muy posiblemente, la acción del Gobierno.
Fuentes del equipo económico recuerdan que la consolidación fiscal hecha en España en 2012 y 2013, cercana a cuatro puntos de PIB, carece de precedentes. La salida de la crisis no seguirá la misma pauta que en el pasado debido a las ventajas que reporta disponer de una renta per cápita que dobla la de mediados de los noventa y una inversión de las empresas españolas en el exterior que ronda el 45% del PIB. Sin embargo, el esfuerzo presupuestario tiene que continuar hasta 2016, ejercicio en el que el déficit debe quedar por debajo del 3%, compromiso que obligará a encajar nuevos ajustes en ingresos y gastos por importe superior a los 30.000 millones en los dos próximos ejercicios.
La evolución de la renta per cápita y el aumento de la inversión de las empresas españolas en el exterior facilitarán otras pautas para la salida de la crisis
La troika sabe que el Gobierno tendrá que navegar con estos ajustes en medio de una marea electoral en la que también tendrá que poner en juego la reforma de las pensiones, de grueso calado político, la segunda parte de la reforma laboral, la de las administraciones públicas, la educativa y la energética, todas ellas de alto voltaje y necesitadas de un amplio desarrollo. En ninguna de ellas va a contar con el acompañamiento parlamentario de la oposición, pues el sostén tradicional que el nacionalismo catalán ha prestado a las sucesivas reformas económicas hace tiempo que se ha desactivado como consecuencia de la deriva soberanista de CiU.
El Ejecutivo hará pedagogía en Bruselas sobre la importancia de la reforma de las administraciones públicas y de la ley de Unidad del Mercado
Estas advertencias de la troika y los recientes toques de atención que España ha recibido desde Bruselas, a pesar de la aprobación del examen al rescate bancario, han sido acogidos con deportividad desde el Gobierno. Fuentes de La Moncloa hacen ver que la imagen del país en la capital comunitaria ha cambiado de forma radical en el último año una vez que se ha conseguido enderezar la lucha contra el déficit, la recesión económica se ha visto amortiguada y el estallido de Bankia se ha aplacado con el salvamento público de la entidad. A ojos del Gobierno, Alemania se ha convencido al final de que el problema no estaba tanto en los problemas de los países del sur como en la fragilidad del euro, un cambio de actitud que también ha ayudado mucho a Rajoy para despejar del horizonte el fantasma del rescate.
El Gobierno opina que la actitud de Alemania hacia España ha cambiado de forma radical en el último año
Los responsables de la Comisión Europea, del FMI y del Banco Central Europeo que hace unos días abandonaron España, se han ido con la promesa de que el compromiso reformista del Gobierno está por encima de los procesos electorales en marcha. Para convencer a los escépticos, que en Bruselas abundan, en el próximo trimestre se va a hacer mucha pedagogía en las instituciones comunitarias sobre la importancia que revisten la reforma del sector público y el adelgazamiento de las estructuras administrativas, un programa que coordina la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y sobre la influencia que se busca a través de la ley de Unidad de Mercado en la atracción de capital extranjero.