El vino y los supermercados están condenados a entenderse. Aunque todavía no saben cómo hacerlo. Las particularidades que rodean este sector no encajan en los lineales del gran consumo y, según apuntan varios representantes del sector, existe un ambiente de insatisfacción generalizado entre ambas partes por el funcionamiento de este negocio. "El vino es una 'sección destino' en cualquier 'hiper' o supermercado. Es decir, los clientes acuden al establecimiento a propósito para comprar este artículo y, ya que están, incorporan otros productos a la cesta", detallan desde el sector. Y, por ello, los participantes de este negocio insisten en la necesidad de poner de su parte para aprovechar este escenario. El 'pastel' es más que apetitoso. Según los datos del Ministerio de Agricultura, que recopila el Observatorio Español del Mercado del Vino, el consumo de vino en los hogares ronda, desde 2007, los 1.000 millones de euros. Pero esta cifra se ha estancado en este periodo y su 'rival' cervecero ha sabido aprovechar la oportunidad.La cerveza, que hace una década estaba a una gran distancia en cuanto a valor de consumo, ha superado en 2017 y 2018 al vino. "Existe un exceso de variedad que dificulta la gestión del lineal y no se logra, en general, la satisfacción de los clientes de las tiendas", aseguran desde el.Los representantes del sector destacan que muchos productores de vino en España ven el gran consumo como "un mal necesario", mientras que los grandes márgenes los consiguen en el canal de hostelería. "Un escenario que va de la mano con la caída generalizada del consumo, afectada por la mala penetración entre el público más joven", explican. Un escenario que cadenas de supermercados Lidl han querido explorar. La enseña alemana realiza jornadas periódicamente para "poner en valor el vino español, por recuperar su consumo en España y por acercarlo al gran público y al segmento joven desde el consumo responsable", explican desde la compañía.Según un estudio que encargó Lidl a la consultora Kantar World Panel en 2017, el consumo de vino entre el público joven-adulto (18-34 años) se sitúa por debajo de la media nacional. Los hogares jóvenes compran vino de promedio una vez cada dos meses, con un gasto de 23 euros al año y un consumo anual de 10 litros, frente a la media global de hogares españoles, que compran vino una vez al mes de promedio, gastan 63 euros al año y compran 27 litros. El estudio apunta que estos hogares realizan un 60% menos de gasto que la media de promedio al año.
Es un momento para que se fortalezca la relación entre productores y distribuidores para poder revertir la bajada del consumo
Ignacio García Margarzo, director general de ASEDAS (Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados), ve una oportunidad en este situación. "Es un momento para que se fortalezca la relación entre productores y distribuidores para poder revertir la bajada del consumo", asegura. Margazo anima a las cadenas a "cuidar esta sección" y fortalecerla como "sección destino". Esta situación va de la mano con caída del consumo que se refleja en los datos del Ministerio de Agricultura, sobre todo, en los vinos sin Denominación de Origen Protegida (DOP). Los hogares españoles consumían 480 millones de litros en 2009 de vino sin DOP, un dato que en 2018 se ha reducido hasta los 163,3 millones. Este descenso no se ha compensado con los vinos con DOP, que han vivido un incremento en este período de 81 a 137,1 millones, ni con los vinos espumosos.
"Un canal estratégico"
"Para el vino la alimentación es un canal estratégico ya que ofrece una gran oferta y es cercano al consumidor", explican desde la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE). Esta organización está liderando una campaña denominada '#chateemos' para que el vino entre en la cesta de la compra habitual y cotidianizar su consumo. "Además queremos trabajar la información al consumidor en una categoría tan compleja y variada como es el vino", concluyen.El director General del Observatorio español del Mercado del Vino (OeMv), Rafael del Rey, considera que en los últimos años el vino ha ganado en prestigio y valor, mientras que la cerveza ha ganado en popularidad. "El vino es una categoría más compleja que la cerveza, con muchos profesionales y con una gran vinculación con el territorio", añade. "La oferta de vinos de baja graduación y espumosos han animado en los últimos años a nuevos consumidores", detalla. Unas dificultades para vender vino en los supermercados que todos los representantes del sector esperan que vaya solventando de forma paulatina. La oferta de vino 'low cost', las nuevas alternativas y el avance de este producto en las cestas online da esperanzas al sector. Un reto que busca reflejar en el gran consumo el status del tercer mayor productor de vino del mundo.