Al Banco Central Europeo le está saliendo muy cara el cambio de política monetaria emprendido en julio del pasado año. Con el mercado inundado de dinero para hacer frente a la crisis económica, primero, y después a la emergencia sanitaria que provocó la irrupción de la pandemia, a la institución que preside Christine Lagarde no le queda otra solución para evitar que el dinero vaya a la economía real que ofrecer rentabilidades muy por encima de las que otorgan los mercados nacionales.
A nadie puede extrañar que con los datos del último estado financiero consolidado del Eurosistema dado a conocer por el BCE el martes, la banca europea mantenga en la facilidad de depósito un total de 3.682.380 millones, cuando hace poco más de un año apenas guardaba 648.621 millones. Entre ambas, el consejo de gobierno del Banco Central Europeo ha diez subidas de los tipos de interés, con el objetivo de estrangular la concesión de créditos y reducir el exceso de liquidez (que la misma institución ha venido propiciando en los últimos años), para contener la inflación.
El Eurosistema es la autoridad monetaria de la Eurozona y está integrado por el Banco Central Europeo y los bancos centrales nacionales de los Estados miembros cuya moneda es el euro. Su objetivo no es otro que mantener la estabilidad de los precios a través de la política monetaria, aunque los resultados están todavía por ver.
El BCE ha llevado a cabo desde julio del pasado año, cuando la inflación estaba ya descontrolada, un total de nueve subida del precio oficial del dinero. La institución tiene tres tipos de interés oficiales: el de las operaciones principales de financiación, que hoy está en el 4,25%; el de la facilidad marginal de crédito (que permite a las entidades financieras obtener liquidez de los bancos centrales nacionales a un día) que está fijado desde el 2 de agosto pasado en el 4,5% y que no se ha utilizado en los últimos meses, y el de la facilidad de depósito, que remunera el dinero que los bancos dejan en Fráncfort, al 3,75% en la actualidad. A partir del próximo miércoles, los tipos subirán hasta el 4,5%, 4,75% y 4%, respectivamente.
Rentabilidad de los depósitos
Para hacerse una idea de la importancia que tiene remunerar el dinero excedente de las entidades financieras de los veinte países que componen la Eurozona al 3,75% basta comprobar cuál es la rentabilidad media que ofrecen los bancos de estos países por los depósitos a plazo de los ahorradores.
De acuerdo con los últimos datos facilitados por el BCE, el tipo medio aplicado por las instituciones financieras a los depósitos en las nuevas operaciones realizadas por los hogares fue en el mes de junio del 2,73% para plazos de hasta un año, y del 2,59% para plazos de más de dos años. En ese mes, el tipo de la facilidad de depósito estaba en el 3,5%.
¿Competencia desleal? No, toda vez que los particulares no pueden poner sus ahorros en los bancos centrales. Una remuneración tan atractiva como la que ofrece la facilidad de depósito ha hecho que las cantidades de los distintos apartados del pasivo se hayan modificado sustancialmente. Si en el mes de junio del pasado año las cuentas corrientes, entre las que se incluyen las reservas mínimas, sumaban 3.986.688 millones de euros, es decir el 45,1% del pasivo total consolidado del Eurosistema, catorce meses después apenas suman 159.391 millones, el 2,23%.
Destino del dinero
¿Dónde ha ido ese dinero? ¿A financiar la economía real? No. Está en el balance del Eurosistema, en el pasivo, pero en otro epígrafe: han pasado de las cuentas corrientes, las que reciben una remuneración simbólica (0,21%), a la facilidad de depósito, donde cada millón es recompensado con 37.500 euros anuales. La cifra actualmente depositada en el BCE le cuesta a la institución 378 millones de euros cada día que permanece en Fráncfort. En el hipotético caso de que el montante de 3,68 billones de euros permaneciera invariado durante un año, el BCE tendría que pagar en intereses a la banca europea una factura por intereses de 138.000 millones.
Ni siquiera durante los años que precedieron a la crisis financiera internacional la facilidad de depósito había ofrecido una rentabilidad tan alta. En 2008, incluso tras la quiebra de Lehman Brothers, el BCE ofreció un tipo de interés del 3,25%, cincuenta puntos básicos por debajo del actual nivel, que serán 75 puntos básicos a partir de la próxima semana.
Pero no siempre ha sido así. En 2014, el BCE de Mario Draghi, empezó a cobrar por el dinero que la banca no destinara a economía productiva. Entonces el tipo fue del -0,1%, pero llegó hasta el -0,5% en septiembre de 2019. En julio de 2022, cuando el BCE realizó la primera subida de tipos en seis años, el consejo de gobierno dejó la facilidad de depósito en el 0% hasta mediados de septiembre.
Eso explica por qué el 9 de septiembre de 2022, cuando aún no había entrado en vigor la subida del 0% al 0,75% del tipo de interés de la facilidad de depósito aprobada por el BCE, no había en ella más que 994.307 millones de euros (frente a los 3,8 billones en cuentas corrientes) y una semana después se pasó a 4,26 billones en la facilidad de depósito y apenas 548.000 millones en cuentas corrientes. El nivel máximo que ha alcanzado el volumen de dinero guardado en la facilidad permanente de depósito fue en la primera semana de octubre de 2022 cuando se superaron los 4,62 billones (52,7% del volumen total del pasivo), con únicamente 251.387 millones (el 2,86%) en cuentas corrientes.
Estrategia de la banca española
La banca española tenía “aparcados” en el BCE, a finales del pasado mes de julio (último dato publicado por el Banco de España), un total de 215.035 millones de euros, el 5,91% de todo el dinero aparcado por los bancos europeos. Este porcentaje es inferior a la participación del Banco de España en el capital del Banco Central Europeo, que asciende al 9,698%.
El nivel máximo se dio en octubre del pasado año cuando se alcanzaron los 377.865 millones, lo que representaba el 8,06% de todo el dinero acumulado en la facilidad de depósito por todos los bancos del Eurosistema. Y eso que entonces la remuneración que ofrecía la institución era de solo el 0,75%. Un mes después subió al 1,50% y no ha parado de hacerlo. El próximo miércoles alcanzará el 4%. Un aliciente más para seguir “aparcando el dinero” en Fráncfort.