Esta misma semana Cataluña anunciaba su intención de mantener diez días más el cierre de los bares y restaurantes, así como las restricciones sobre el comercio, que comenzaron a mediados de octubre. Se trata, así, de mantener la persiana bajada por completo la restauración -excepto el servicio a domicilio- y también a los centros comerciales y a los comercios de más de 800 metros.
A la situación del comercio y la restauración se suman las limitaciones de movilidad por el coronavirus, no solo de toda la comunidad catalana, con las fronteras cerradas, sino el cierre perimetral municipal en el fin de semana y el toque de queda nocturno a las 22.00 horas.
Un mes de fuertes restricciones en Cataluña que ya están causando estragos en los negocios y que contrastan con las puestas en marcha con comunidades como la de Madrid, en la que la hostelería y los comercios se mantienen abiertos, así como la propia comunidad, que se ha limitado en el último mes a cerrar solo durante los puentes. En Madrid, además, el toque de queda está fijado a las 00.00 horas, lo que permite que el servicio de cenas funcione con normalidad en los restaurantes.
La caída del consumo en Cataluña, por tanto, es evidente. El último informe de BBVA Research, que recoge el impacto de la covid-19 en tiempo real, sirve de ejemplo: las transacciones con tarjeta descendieron en octubre un 15% interanual en la provincia de Barcelona. Si centramos la atención en la semana del 26 de octubre al 1 de noviembre, el estudio registra un avance del gasto en Madrid del 20%, frente a la caída también del 20% en Barcelona.
El cierre de los centros comerciales en Cataluña y la limitación de metros cuadrados afecta además de forma especial a las grandes cadenas, que en ciudades como Barcelona tienen importantes flagship, así como a, por ejemplo, El Corte Inglés, que solo puede abrir 800 metros de sus grandes almacenes.
Preguntados por esta cuestión, desde Mango asumen el "poco tráfico" que está habiendo en el centro de las ciudades, algo que intentan paliar con los locales situados en zonas secundarias. Tendam (Cortefiel, Springfield, Women'secret), por su parte, reconoce que "la diferencia es notoria" entre Madrid y Barcelona, por el cierre de los locales en la última y el funcionamiento "al 100%" de la primera, aunque apuntan a que los tráficos a las tiendas han caído en ambas ciudades y se ha notado la ausencia de turismo de compras.
"En cualquier caso, nuestras ventas en tienda han superado las expectativas que nos marcamos cuando empezamos la desescalada", insisten desde Tendam, que señala al comercio online como uno de los modos de mantenerse fuerte en Cataluña -ya representa más del 15% de sus ventas-.
Desesperación en el comercio
La patronal de los comercios, no obstante, ve pocas razones para mantener el optimismo. "Las medidas son desafortunadas, tenemos un grandísimo malestar. La sensación es que estamos pagando justos por pecadores", cuenta Roger Gaspa, presidente de Foment Comerç, en conversación con Vozpópuli. En esta línea, insiste, "el comercio no es un problema para los contagios y no nos han dado ningún dato que avale que el comercio es un foco. Están machacando a un sector que es esencial".
Según los datos de la patronal, en todo Cataluña los comercios han invertido más de 600 millones de euros en medidas de protección frente al virus, desde mamparas hasta gel hidroalcohólico o señalización en las tiendas. Un esfuerzo económico que ya consideran perdido: el 20% del comercio catalán ha cerrado, "sobre todo en zonas céntricas". La cifra empeora si se centra la atención sobre bares y restaurantes. Según los datos de la patronal, el porcentaje de cierres está cerca del 50%.
Así, y aunque los comercios puedan abrir, el cierre perimetral del fin de semana y las limitaciones de espacio de venta hacen que la patronal estime que hay otro 20% del comercio que decidirá si cierra en función de cómo funcione la campaña de Navidad, que en el resto de España ya ha comenzado. Unos datos que son mucho más duros en la capital catalana: "El centro de Barcelona ha empezado a colapsar", asume el presidente. Según sus estimaciones, a comienzos del próximo año habrá cerrado el 50% de los establecimientos de la ciudad, especialmente castigados por la caída del turismo.
El "equilibrio" de Madrid
Para la patronal, es necesario que Cataluña ponga en marcha "medidas que vemos en otras comunidades, que haya un mayor equilibrio que protege al trabajador". A juicio de Gaspa, Madrid "parece indicar que ha encontrado un equilibrio más razonable entre limitar la movilidad y la actividad económica", e insiste: "Aquí castigan la economía al máximo aunque no seamos los responsables de los contagios".
Habiendo planteado "propuestas muy razonables, nadie quiere abrir al 100%, la patronal del comercio recalca que "la sensación es de desesperación. Siempre pensamos en el pequeño autónomo, pero también hay grandes operadores que su capacidad de aguante está rozando el límite".
El día que anunciaron que las restricciones en Cataluña se ampliaban hasta el día 23 de noviembre, se insistió en el que el Govern está trabajando en un "plan de desescalada progresivo" que representen a su juicio "un menor riesgo epidemiológico". Los comercios, no obstante, temen no llegar a tiempo: "Estamos en la campaña de Navidad, y hay sectores como la restauración con cierres continuos desde marzo. Hay que luchar contra la crisis sanitaria, pero también con la económica que derivará en una social", resume Gaspa.