La Alemania que conocemos nace en 1871 cuando a la Confederación Germánica, creada tras las guerras napoleónicas medio siglo atrás y dominada por el potente estado de Prusia, se unen los estados de Baden, Hesse-Darmstadt, Wurtemberg y Baviera. Esto sucede tras la aplastante victoria militar sobre Francia en 1870. El Imperio alemán se funda el 18 de enero de 1871 y, a pesar de todas las vicisitudes históricas posteriores (que incluye la casi destrucción del país por su derrota en la Segunda Guerra Mundial y la división del territorio en dos entidades políticas diferentes durante varias décadas en el siglo XX), el país lleva muchos años siendo la mayor potencia económica de la Europa continental.
Esta ambición cumplida ya existía en la Prusia de 1870, y por eso se funda en Berlín en 1870 el Deutsche Bank o “banco alemán”. El nombre se debe a que su intención es especializarse en el comercio exterior, para no depender de los bancos franceses e ingleses que son los que dominaban las transacciones internacionales. Sus fundadores son una decena de personas entre las que se encuentra un primo segundo del creador de Siemens, que además fue uno de sus primeros directores.
Al estar orientado al negocio exterior, y tras abrir sucursales nacionales en Bremen y Hamburgo, la primera oficina en el exterior fue abierta en fecha tan prematura como 1872, y en un lugar tan lejano como Shanghái. En pocos años también se extendería por América, financiando proyectos variados como las redes de ferrocarril tanto de Estados Unidos como de Irak. Sin embargo, antes de acabar el siglo XIX ya había empezado a crear alianzas con bancos regionales nacionales para así impulsar la industria del país, convirtiéndose en una entidad financiera que ya no estaba centrada sólo en el extranjero. Este cambio se vio impulsado cuando en 1929, para intentar defenderse de la Gran Depresión, se fusionan en torno a él varios bancos locales, lo que incluso le hace sumar a su nombre comercial “und DiscontoGesellschaft” hasta 1937.
A pesar de su carácter privado, en 1933 se pliega al giro político del gobierno de Hitler y destituye a los tres miembros judíos de su Consejo y se involucra en las confiscaciones de bienes de todo tipo a los clientes judíos los años siguientes. Actuando en total connivencia con los dirigentes del país en aquellos momentos, se beneficia de la guerra absorbiendo varios bancos de territorios ocupados, tanto en Europa del Este como del Oeste. El Deutsche Bank parecía condenado a la desaparición tras la Segunda Guerra Mundial, puesto que en la Alemania soviética desapareció la banca privada y en la Occidental las autoridades aliadas dividieron el banco en 1948 en diez bancos regionales. Pero tampoco eso acabó con él ya que esos diez en 1952 pasaron a ser tres y esos tres en 1957 se fusionan y crean Deutsche Bank AG con sede en Frankfurt.
Deutsche AG sigue teniendo hoy mucha presencia en España, con más de 150 oficinas, aunque su negocio de banca minorista en España no es rentable desde hace años
Su complicidad con el régimen hitleriano, como el de otras grandes empresas alemanas de la época, como vemos, no le impidió seguir creciendo después de la derrota y aunque en 1999 contribuyó al fondo de indemnización a las víctimas sobrevivientes del Holocausto, no deja de ser una gran mancha en su haber. El caso es que, como muchas otras compañías con tanta historia, lo vimos no hace mucho con Nokia, y por eso el periodo de “prehistoria” es tan largo, no está claro si realmente el Deutsche Bank de 1957 es el mismo de 1870 aunque se llamen igual.
El caso es que con el auge del país se convirtió en una entidad financiera gigante, con múltiples sucursales internacionales. Llegó a ser considerado, a finales del siglo XX, como Triple A para las agencias de rating durante muchos años debido a su gran fortaleza financiera. No obstante, como le pasó a Credit Suisse, desde la crisis de 2008 -se vio muy implicado en la burbuja inmobiliaria, especialmente por su gran cartera de derivados- ha estado de capa caída, destacando entre sus vulnerabilidades, también como el banco suizo, los numerosos problemas legales que ha vivido los últimos años por los que ha tenido que pagar enormes multas y ha sufrido un importante daño reputacional.
Deutsche Bank en España
Amplia es la historia del Deutsche Bank en España, ya que en 1889 participa en la creación del Banco Hispano-Alemán, que financia el alumbrado público de Madrid ese año, y en 1891 el de Sevilla. El motivo es que la empresa encargada era la alemana AEG. Como se siente cómodo en el país, en 1904 crea en Barcelona un banco denominado Banco Alemán Trasatlántico. De nuevo parecía que con la confiscación posterior a la Segunda Guerra Mundial, el banco desaparecería pero en 1950 renace como entidad privada denominada Banco Comercial Trasatlántico o “Bancotrans” y el Deutsche Bank vuelve a interesarse en él. Empieza a comprar acciones: en 1957 ya poseen el 10%, en 1971 el 25% y llegan a los años ´90 con más del 40%.
Es entonces cuando adquieren la totalidad del Bancotrans, compran Banco de Madrid (que revenderían en 2001), se convierten en ese momento en el noveno banco español por tamaño y lo renombran como Deutsche Bank SAE (sociedad anónima española, para diferenciarse del AG alemán que, no obstante, pronto recuperarían). La entidad sigue manteniendo la ficha bancaria del Bancotrans y su sede en Barcelona, donde es famoso el edificio de servicios centrales en Paseo de Gracia esquina Avenida Diagonal, ahora conocido como “Edificio Europa”.
Deutsche AG sigue teniendo hoy mucha presencia en España, con más de 150 oficinas, aunque su negocio de banca minorista en España no es rentable desde hace años y ha intentado en varias ocasiones vender su red sin éxito, debido a que en nuestro país la tendencia es la contraria: reducir el negocio bancario tradicional. Fue uno de los 11 bancos que operan en nuestro país que no ganó dinero en 2022.
