Las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) mueven al año en España más de mil millones de euros. Y es que el número de inspecciones que se realizan anualmente supera los 20 millones de exámenes, teniendo en cuenta que según el tipo de vehículo el plazo para pasar la inspección puede llegar a ser cada seis meses, con una diferencia de precios muy marcada según la comunidad autónoma en la que se realice. Pero en lo que todas coinciden es en la tasa que se lleva por cada una de ellas la Dirección General de Tráfico, 4,10 euros, por anotar el resultado de la ITV en el Registro General de Vehículos. Una tasa que supone para este organismo unos ingresos anuales superiores a los 80 millones de euros.
Los últimos datos de hace dos ejercicios señalan que las estaciones de ITV españolas realizaron un total de 20,7 millones de inspecciones, lo que supuso un crecimiento del 2,52% respecto al año anterior. Según datos de AECA-ITV, el 20,9% de los vehículos revisados, más de 4,3 millones, no superaron la primera inspección obligatoria. Durante las inspecciones se detectaron más de 27 millones de defectos, de los cuales casi 8,4 millones eran graves e imposibilitaban que el vehículo pudiera superar la inspección técnica, lo que supone un promedio de errores graves detectados por vehículo rechazado de 2,5.
Los segmentos en los que más defectos graves se encontraron fueron el del alumbrado y señalización (24,9%) seguido de los ejes de transmisión, los neumáticos y las suspensiones (20,1%) y de exceso de emisiones contaminantes (16,2%). Los vehículos que presentaron mayores defectos graves fueron los camiones (30,6%), remolques y semirremolques (28,9%), autobuses (26,8%) y furgonetas (25,8%).
En cuanto a los turismos, el parque automovilístico español supera los doce años de media de antigüedad, por lo que se convierte en uno de los más antiguos de Europa, lo que supone un problema desde el punto de vista tanto de seguridad como medioambiental. En países como Reino Unido, Francia o Alemania, la edad media del parque automovilístico está entre los ocho y nueve años.
Para un mayor control de los vehículos que no tienen pasada la ITV, la DGT emplea desde 2018 cámaras y radares para detectar si un vehículo tiene o no pasada la inspección obligatoria. Además, las estaciones envían a la DGT información en tiempo real de su actividad inspectora. Una de las preocupaciones de Tráfico es el alto nivel de absentismo que existe, es decir, los vehículos que circulan sin tener la ITV vigente, que en España se sitúa en niveles del 20% entre los turismos, un porcentaje que en el caso de las furgonetas alcanza el 40%, lo que se traduce en que más de dos millones de vehículos circulan sin tener la ITV en vigor.
80 millones por ITV, más de 300 por multas
Y si la recaudación por las inspecciones superan los 80 millones anuales, la recaudación por multas se acerca a los 400 millones de euros, lo que supone más o menos un millón de euros al día, además de otros 600 millones adicionales en tasas, ITV al margen, por trámites administrativos relacionados con los vehículos o los conductores.
Según las cuentas anuales de la DGT correspondientes, este organismo del Ministerio del Interior ingresó en 2018 más de 375 millones de euros en multas. La serie histórica de cuentas anuales de Tráfico, analizada por Servimedia, indica que la cantidad ingresada es la más baja del último lustro, puesto que para encontrar un año con menor recaudación hay que ir a 2013 con 369 millones de euros.
Los ingresos posteriores fueron más altos, concretamente 384 millones de euros en 2014; 407,5 millones en 2015; 386 millones en 2016, y 376,2 millones en 2017. El año en que Tráfico cobró más dinero por sanciones fue 2009 con 465 millones seguido de 2011 con casi 464 millones.
El afán recaudatorio ha ido incrementando estas cifras de manera notable en las dos últimas décadas. A finales del pasado siglo y comienzos del actual los ingresos por este concepto se aproximaban a los 200 millones de euros, una cifra que fue superada por primera vez en 2004 al recaudar 230 millones. Sólo tres años después, en 2007, se rebasaron los 300 millones y dos más tarde, en 2009, se superaron los 400 millones de euros.
Unos ingresos que, teóricamente, deben destinarse a inversiones para mejorar la seguridad vial en España, tanto en mejoras de las carreteras como en adquisición y mantenimiento de la flota de vehículos de la DGT o en la compra de radares… con los que seguir aumentando la recaudación.