El hidrógeno verde está ahora 'de moda' en el sector energético porque promete ser la tecnología del futuro. Para ello, las empresas, principalmente las energéticas, tienen que poner encima de la mesa grandes partidas de inversión para que estos proyectos sean una realidad lo antes posible. Unas inversiones que se realizan en aquellos mercados que sean más amigables con sus proyectos. Y, en el terreno del hidrógeno verde, Estados Unidos empieza a tomar la delantera.
Las firmas energéticas españolas consideran que el plan de Administración Biden para tomar la delantera con el hidrógeno verde 'made in USA' es más atractivo para la inversión que España o el resto de Europa. Estados Unidos cuenta ya con numerosas iniciativas para promover el uso del hidrógeno renovable, tanto para usos de transporte, como para proyectos pioneros y creación de hubs de hidrógeno.
Esta tecnología es uno de los alicientes para tentar a las compañías. El nuevo plan de Repsol pasa por destinar a EEUU el 40% de las inversiones previstas para 2023, cifradas en 4.000 millones. Estados Unidos será también el principal destino del capital de Iberdrola entre 2023 y 2025, donde dedicará el 47% del total de 47.000 millones que planea invertir en todos sus mercados.
La hoja de ruta de la Administración Biden con el hidrógeno será uno de sus focos. El sector llama la atención sobre su estrategia basada en subvenciones, créditos fiscales y garantías crediticias para la financiación de proyectos. En los últimos meses, el Congreso ha aprobado la Inflation Reduction Act (IRA). Para el hidrógeno limpio específicamente, la IRA contempla dos opciones, que no son acumulables.
Por un lado, Estados Unidos ofrece un nuevo crédito fiscal a la producción, Production Tax Credit (PTC), que es un incentivo de 10 años para la producción de hidrógeno limpio para los proyectos que comiencen a construirse antes de 2033. Por otro, amplía el crédito fiscal existente a la inversión, Inversion Tax Credit (ITC), para que se aplique a los proyectos de hidrógeno y a la tecnología de almacenamiento de hidrógeno independiente.
Su normativa permite que se acumulen ayudas a todo el proyecto integral, por ejemplo, a la producción de electricidad mediante fotovoltaica y a la producción de hidrógeno en el electrolizador.
Más apoyo al hidrógeno en España
Esta situación contrasta con la de España, donde no hay unas líneas de ayudas estatales para los proyectos relacionados con el hidrógeno renovable ni se pueden acumular ayudas. De forma temporal, los fondos europeos asociados a los planes de recuperación (PERTE) otorgan ayudas a proyectos de hidrógeno renovable.
Son cuatro categorías de proyectos. El impulso a la cadena de valor, desarrollo de proyectos pioneros, proyectos de especial interés comunitario (IPCEI) orientados a promover la participación de empresas nacionales en proyectos y consorcios europeos y creación de clusters del hidrógeno.
Estas cuatro líneas de proyectos suman unas ayudas totales en España de 1.555 millones de euros (el 2% del total de los fondos europeos recibidos). En estos casos, se otorga una subvención a la inversión y no se consideran apoyos a los costes de producción a lo largo de un periodo de tiempo.
Las líneas de ayuda para proyectos pioneros y para proyectos de cadena de valor, tienen limitada su ayuda máxima del 40% de la inversión pero limitada a 15 millones de euros por proyecto y empresa, por ajustarse al Reglamento Europeo de Ayudas de Estado.
La línea de IPCEI sería la oportunidad de poner en marcha demostradores a gran escala en Europa. El límite de ayuda (funding gap) que definirá la Comisión Europea será sobre el Plan de Negocio del proyecto (One Shot). El proceso dura dos años, pero todavía no se conoce como el Gobierno de España asignará las ayudas, por lo que no puede considerarse previsible ni estable.
Estados Unidos frente a Europa
La comparativa no favorece a Europa frente al atractivo de Estados Unidos. España y resto del viejo continente no cuenta con ayudas a operación ni ayudas a toda la cadena valor. Mientras que el mercado estadounidense ofrece a las empresas descuento fiscal de la operación y creciente cuanto menos emita junto con ayudas para todos los elementos asociados al proyecto.
Las ayudas a la inversión en España se limita a las líneas anunciadas hasta el momento a un máximo de 15 millones de euros, mientras que las energéticas aplauden que en Estados Unidos les ofrezcan descuento fiscal de la inversión. Sus estimaciones apuntan a que el coste de producción de hidrógeno con las ayudas de EEUU es un 55% menor que con las ayudas europeas.
La diferencia en este dato reside en que el mayor coste de producción del hidrógeno es la electricidad, por eso las ayudas a la operación se ven mucho más efectivas en el sector que las ayudas a la inversión.
El Gobierno español prevé para 2030 tener una capacidad instalada de electrolizadores de 4 gigavatios (GW) y una serie de hitos en el sector industrial, la movilidad y el sector eléctrico, para los cuales será preciso movilizar inversiones estimadas en 8.900 millones de euros durante el periodo 2020-2030.
No obstante, como hito intermedio hasta alcanzar el objetivo de 4 GW, se estima que para el año 2024 sería posible contar con una potencia instalada de electrolizadores de entre 300 y 600 megavatios (MW). Un objetivo que será complicado de alcanzar si las grandes empresas eligen Estados Unidos para desarrollar sus proyectos de hidrógeno verde.