Economía

Antes era una frutería, hoy una casa: Así cambia un barrio de Madrid por la covid

"Yo he visto pasar el tranvía por aquí, tengo grabado el clink clink clink que hacía", comenta Miguel Rodríguez Santiago, nacido hace 64 años en una casa situada en la

  • Pintada en un local en el barrio de La Prosperidad, en Madrid.

"Yo he visto pasar el tranvía por aquí, tengo grabado el clink clink clink que hacía", comenta Miguel Rodríguez Santiago, nacido hace 64 años en una casa situada en la calle López de Hoyos, en el popular barrio madrileño de La Prosperidad, 'La Prospe'.

"Ahí antes había una zapatería, ha cerrado una boutique que estaba en esa otra calle, también ha chapado la pastelería de...", dice señalando con el dedo locales de alrededor que han bajado la persiana. "El coronavirus ha dado la puntilla, ha cambiado la fisionomía del barrio", afirma Rodríguez, fundador de la Asociación de Vecinos de La Prosperidad.

El barrio de La Prosperidad, unos 35.000 habitantes, reducto hasta hace un par de décadas de imprentas y negocios tradicionales, en cuyas calles se mezclan edificios de todas las décadas desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, está sufriendo un cambio urbanístico y sociológico impulsado por la crisis sanitaria. Un cambio extrapolable a otros barrios de Madrid, y posiblemente a otras grandes ciudades de medio mundo.

En 2015 el Ayuntamiento concedió 8 licencias para transformar un local en vivienda; en 2020 fueron 581

Donde antes había una ferretería o una zapatería, ahora hay una vivienda a pie de calle. Los bares y restaurantes de la zona han ocupado plazas de aparcamiento público para levantar, de la noche a la mañana, terrazas (terrazas covid). Y también han aparecido cocinas industriales que llegan a desplegarse bajo toda una manzana de edificios.

Viviendas a pie de calle

La crisis del coronavirus ha acelerado el cierre de antiguos comercios que ya antes sufrían con la competencia de operadores como Amazon y de las grandes superficies.

Los propietarios de los establecimientos, ante la dificultad de volver a alquilarlos a nuevos negocios, están optando por reconvertirlos en viviendas.

Así, en los últimos tiempos, las calles de La Prosperidad se han llenado de casas a pie de calle, que otorgan al barrio una imagen tradicional, con la apariencia de casas de pueblo, al tiempo que renovada, con nuevos vecinos estrenando un tipo de vivienda poco convencional. Por todas partes hay carteles de venta o de obra de transformación de local a vivienda.

Antiguos establecimientos comerciales transformados en viviendas, en La Prosperidad.

El número de licencias concedidas por el Ayuntamiento de Madrid para la transformación de locales a viviendas se ha disparado en el último lustro.

Según datos aportados por la Concejalía de Urbanismo de Madrid a este diario, en 2015 se dieron 8 licencias; 85 en 2016; 213 en 2017; 350 licencias en 2018; 542 en 2019; y 581 en 2020. Hasta el pasado mes de abril se habían otorgado 163 licencias.

"Son licencias concedidas por las Juntas de Distrito del Ayuntamiento de Madrid", señalan en Urbanismo. "No se conceden todas las que se solicitan, tienen que cumplir unos requisitos, y, además, se intenta mantener un equilibrio en los Distritos", añaden.

"Esto no es Jauja", advierte Luis González, director gerente de Global Vadeaín, empresa especializada en la transformación de locales en viviendas. "Hay mucho advenedizo y no es tan sencillo conseguir todos los permisos, los criterios para poder hacerlo llegan a depender de cada Junta Municipal", subraya.

Una promotora ha transformado un restaurante chino en dos viviendas; una de 37 metros cuadrados cuesta 170.000 euros

La Comunidad de Madrid aprobó a finales del pasado año una modificación de la Ley del Suelo, que implica que la tramitación de primera ocupación y funcionamiento de las edificaciones de nueva planta se haga a través de la llamada Declaración Responsable, agilizando el inicio de las obras.

De esta forma, el control municipal pasa a ser 'a posteriori', y puede provocar que las inspecciones municipales se produzcan cuando los inquilinos estén ya ocupando la vivienda transformada.

"Esto implica el riesgo de que una vez terminada la obra no se logre licencia de primera ocupación, no es tan fácil hacer el cambio", insiste Luis González. "Hay impedimentos legales, técnicos y económicos".

Los negocios tradicionales ya estaban 'tocados', la pandemia les ha dado la puntilla", dice Luis González, de Global Vadeaín

Global Vadeaín ha transformado en el barrio de La Prosperidad un antiguo restaurante chino en dos viviendas y 14 trasteros. La venta de las dos viviendas ya está comprometida. De acuerdo al portal Idealista, una de estas nuevas viviendas, de 37 metros cuadrados, tiene un precio de 170.000 euros.

Promoción de Global Vadeaín en La Prosperidad.

"Los negocios tradicionales ya estaban 'tocados' antes, pero la pandemia les ha dado la puntilla", comenta González. "La antigua tienda no se realquila ahora para montar una pescadería, o una ferretería, o una droguería... Eso se ha acabado", añade.

El Soho de Madrid

"Mi casa antes era una frutería, la compré hace tres años, ahora se que hice una buena compra", cuenta Jimmy Hernández, que vive en una de las numerosas casas a pie de calle que han proliferado en La Prosperidad.

Han cerrado negocios tradicionales y han abierto otros novedosos, de yoga aéreo, música, producción audiovisual...

"Tienes que tener doble ventilación, en la parte delantera y trasera de la casa; aquí en verano no hace tanto calor, no tengo que bajar o subir escaleras ni coger ascensor, salgo a la calle directamente con mi perro, socializo más con los vecinos... Yo estoy encantando de vivir aquí", apunta. "Además, este tipo de vivienda lo tiene más fácil para ser alquilada como vivienda vacacional, al estar en un bajo", añade.

"Es verdad que han cerrado antiguos comercios, pero también han abierto otros nuevos, el barrio se está renovando", dice Jimmy Hernández sin pesar. "Esto empieza a ser conocido como el Soho madrileño".

Aunque han cerrado comercios tradicionales, han florecido en La Prosperidad establecimientos que ofrecen artículos o servicios novedosos. Abundan locales de Yoga, de música, talleres de pintores y de moda, productoras audiovisuales.

David Muñoz, reconocido como mejor cocinero del mundo, ha abierto una cocina industrial en La Prosperidad

Para la empresa YogaOne Auditorio, los locales de La Prosperidad son perfectos. Al ser muchos de estos establecimientos antiguos talleres o imprentas, cuentan con doble altura y buena ventilación, esencial para el yoga aéreo (práctica del yoga que se hace suspendido del techo en algo parecido a un columpio o mediante unas telas).

Local de YogaOne Auditorio.

"Abrimos en febrero de 2021, las características del local es lo que nos animó a hacerlo", recuerda Jesús Moreno, fundador de YogaOne Auditorio. "Este es un barrio con mucha vida, me ha sorprendido la mezcla cultural y social que hay, no paro de ver mudanzas, de gente que viene y va", cuenta. "Al ser un barrio céntrico, pero más modesto que los de alrededor, creo hay una mayor mezcla social y cultural".

Cocinas industriales, cocinas fantasma

"Lo de las cocinas fantasma es terrible, terrible", dice Miguel Rodríguez Santiago, el presidente de la Asociación de Vecinos de La Prosperidad. "A los vecinos no les gusta nada, hay olores, ruidos, y todo el tiempo hay repartidores en moto entrando y saliendo".

No queremos decir nada para no dar pistas a la competencia", dicen en una cocina industrial

El confinamiento y las medidas impuestas para frenar los contagios ha disparado el negocio de la comida a domicilio. Y este negocio requiere de la existencia de cocinas que sin parar elaboran los platos que los clientes de restaurantes y de plataformas como Glovo piden a través de internet. En La Prosperidad se han instalado varias de estas cocinas industriales, también conocidas como cocinas fantasma.

Cocina industrial del restaurante Goxo, de David Muñoz, en La Prosperidad.

Una de ellas es la que ha abierto el recién reconocido como mejor cocinero del mundo, David Muñoz, que ha instalado una cocina industrial para su restaurante Goxo, en la calle Mantuano.

Otra de estas cocinas es la que ocupa los bajos de toda una manzana de edificios, entre las calles Canillas y Zabaleta. A esta instalación, la denominación de 'cocina fantasma' le hace justicia.

Repartidores en la cocina industrial situada entre las calles Canillas y Zabaleta.

"No podemos decir nada, por tema de confidencialidad", dicen en la ventanilla de esta cocina industrial, a la que no paran de llegar riders que cogen pedidos y se marchan con ellos, a todas horas. "Hable por la tarde con la jefa". Pero la persona que por la tarde se presenta como responsable del negocio también se niega a explicar en qué consiste este. "No queremos dar pistas a la competencia", excusa.

En algunas de las calles adyacentes los vecinos han desplegado pancartas protestando por la existencia del establecimiento. "Dentro hay más de 30 cocinas, se hacen sin parar platos mexicanos, de comida española, italiana, china, japonesa, de todo...", explica uno de los cocineros que trabaja en su interior.

Terrazas Covid

Cuando en agosto de 2020 se permitió a la hostelería madrileña ocupar plazas de aparcamiento público para instalar terrazas, los propietarios de muchos de los bares de La Prosperidad no se lo pensaron dos veces. De la noche a la mañana brotaron 'terrazas covid' por todo el barrio.

La hostelería representa el 5% del PIB de la ciudad de Madrid, y da trabajo a más del 6% de la población activa

"Hombre, a nosotros nos ha ayudado mucho, claro", comenta Germán Gómez, del bar La Tachuela, en la calle Eugenio Salazar. Durante una noche del mes de septiembre de 2020, él mismo y el resto de empleados del bar levantaron una terraza ocupando varias plazas de aparcamiento.

"Entiendo que los vecinos puedan molestarse, hay que regularlo y permitir unos horarios sensatos", dice. "En principio tendríamos que quitar las terrazas el 31 de diciembre, pero se ha pedido una ampliación de dos años, no está claro", señala.

Terrazas covid en la calle Eugenio Salazar, en el barrio de La Prosperidad.

Aunque se trata de una medida provisional acordada para paliar las pérdidas sufridas por el sector de la hostelería madrileña -que representa el 5 % del PIB de la ciudad y da trabajo a más del 6 % de la población activa-, el boom de las terrazas covid ha impulsado modificaciones legislativas y urbanísticas con visos de permanencia, que tienen revolucionados a bares y restaurantes.

Begoña Villacís anunció el jueves que el 31 de diciembre finalizan las ampliaciones de terrazas covid

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, anunció el pasado jueves que el próximo 31 de diciembre finalizarán las ampliaciones de terrazas covid. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado el proyecto de modificación de la Ordenanza de Terrazas.

El proyecto contempla que las terrazas instaladas en bandas de estacionamiento se mantendrán hasta 2023, pero no las que estén ubicadas en zonas de protección acústica especial, ambientalmente protegidas, ni en zonas tensionadas.

Las zonas tensionadas serán delimitadas por la Comisión de Terrazas en el plazo de un mes tras la aprobación del proyecto.

Los bares con terraza en zonas tensionadas tendrán que tener sonómetro, y se crea la figura del 'responsable de terraza'

El proyecto de modificación de las terrazas prevé la creación de la figura del 'responsable de terraza'. El titular de la autorización de cada establecimiento deberá designar a una o dos personas que se encargarán de atender los eventuales conflictos que pudiesen plantearse con los vecinos u otros locales. 

Los hosteleros que tengan una terraza ubicada en una zona tensionada tendrán que instalar sonómetros, dispositivos que miden la respuesta del oído ante sonidos de gran intensidad.

A los bares que no puedan tener terrazas, se les va a permitir colocar "mesas altas de baja capacidad con dos taburetes". Además, se regulan las normas para la instalación de food trucks, cuyo emplazamiento será determinado anualmente por los distritos, y cuyo régimen se asimila al de los quioscos.

"Nosotros hicimos una encuesta entre 50 vecinos y no hubo oposición a las terrazas", dice Miguel Rodríguez Santiago, el fundador de la Asociación de Vecinos de La Prosperidad. "Nos reunimos con Villacís para tratar la cuestión", asegura. "Hay que respetar el descanso de los vecinos; pero las terrazas hacen más barrio, los vecinos socializan más, y al ocupar plazas de aparcamiento se reduce el tráfico".

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