All in de Jan Laporta desde Las Vegas. El, ya para algunos, último presidente que tendrá el FC Barcelona, ha encomendado la suerte del club en los despachos al que será su contrincante en la Estrella de la Muerte de Nevada este fin de semana: Florentino Pérez.
Y es que para armar el equipo con el que pretende resucitar al Barça ha asumido un riesgo futuro de más de 1.000 millones de euros, de los que la mitad corresponden a lo que el club perderá por la venta del 25% de sus derechos en La Liga al americano Sixth Street bajo asesoramiento de la firma de cabecera del presidente merengue y de ACS, Key Capital.
La otra mitad corresponde a lo que el propio Laporta se comprometió a abonar esta década a los bonistas de Goldman Sachs -a quienes el club ha llegado a dar el 90% de los mismos derechos de TV como garantía-, descontados los 100 millones que dichos acreedores reclamaron para autorizar la venta durante 25 años a Sixth Street.
A todo ello habría que sumarle un agujero de unos 600 millones, entre pérdidas y deudas a corto de diverso tipo que se cubrirían fundamentalmente con la inyección que ha hecho el propio fondo americano. La Junta de Joan Laporta quiere estirar el impacto contable de la operación hasta los 670 millones anotando ahora el valor que estima que tendrían esos derechos en 25 años.
El Barça necesita aún así de otra operación para inscribir a sus fichajes antes del 14 de agosto, y espera realizarla con otros jugadores
El club blaugrana necesitaría aún así de más operaciones para inscribir a sus flamantes fichajes antes del 14 de agosto. Por Robert Lewandowski, Raphinha y compañía se ha comprometido a pagar unos 115 millones -a falta de un defensa-, que podrían terminar de cubrirse con la venta del 49% de Barça Studios (división audiovisual) o BLM (comercio físico). El deseo de la directiva es hacerlo con la salida de jugadores, como Frenkie de Jong, que vale 60 millones de euros y compromete hasta 90 millones en las próximas cuatro temporadas (22,5 millones por campaña). En cualquier caso, lo cierto es que, a golpe de renunciar a activos e hipotecar otros, el Barça se encamina a un cierto reequilibrio.
Laporta se encomienda a la Superliga
Los 1.000 millones asumidos por Laporta están por encima de los ingresos jamás generados por el Barça en un año, pero aún por debajo de lo que generaría en dos...lo que ayuda a comprender por qué la entidad sigue en pie.
La Superliga de Florentino Pérez -cuyos impulsores trabajan en relanzar en 2023- podría reportar a los blaugrana ya en la primera temporada 700 millones de euros que, en términos financieros, bastarían para amortizar, de una tacada, toda su deuda con los bonistas de Goldman Sachs.
Pero el trance a la Superliga exige invertir ya en un equipo competitivo. No solo porque el torneo está a expensas de un complejo fallo del Tribunal de Justicia de la UE que no llegará hasta 2023, sino por las propias condiciones en las que mutaría el proyecto.
El rechazo popular y político con el que se ha encontrado la Superliga obligó a sus miembros a renunciar al formato original -con 15 clubes fijos- y empezar a trabajar en una competición distinta, completamente abierta a la que se accedería desde las ligas nacionales
El rechazo popular y político con el que se ha encontrado la Superliga ha obligado a sus miembros a renunciar al formato original -con 15 clubes fijos- y empezar a trabajar en una competición distinta completamente abierta a la que se accedería desde las ligas nacionales, a falta de acuerdos con la UEFA y La Liga mientras avanza el proceso judicial en Luxemburgo.
Esa coyuntura, sumada a la importancia presupuestaria de alcanzar cada año los Cuartos de Final de la Champions -unos 75 millones-, justifican el salto mortal de Laporta desde el puesto número uno en pérdidas con un agujero patrimonial de 450 millones hace un año hasta el primer puesto en gasto en fichajes en toda Europa.