Los nanosatélites han llegado para quedarse. Su función será complementar los satélites tradicionales. Tienen un coste de producción reducido y múltiples cualidades tecnológicas. Su tamaño es el de un microondas y pesan unos 30 y 50 kilos -aunque depende también del tipo de nanosatélite-. Su coste arranca en torno al millón de euros aunque pueden alcanzar alguno más, y en este precio se incluye también la puesta en órbita.
Son cifras muy alejadas respecto a las de los de los satélites tradicionales, que según fuentes consultadas por Vozpópuli tienen un coste que ronda los 300 y 500 millones de eruros. Los nanosatélites se ubican en órbitas más bajas, más cerca de la tierra. Esto implica que cubren un porcentaje menor de terreno pero al mismo tiempo permiten una transmisión más rápida, con menos latencia.
Se trata de una una solución muy interesante, la de los nanosatélites, que permite ofrecer cobertura donde el 5G no va a ser capaz de llegar. Este es el motivo por el que los operadores ya estudian cómo integrar este tipo de soluciones en sus futuros servicios de Internet de las Cosas sobre 5G: encontrar barcos en alta mar, mascotas extraviadas o vehículos que se desee tener localizados en caso de robo, son sólo algunos ejemplos. Te dejamos más detalles en el vídeo que acompaña esta información.