Los datos de paro registrado y afiliaciones a la Seguridad Social no suelen tener una correlación muy lógica. Los últimos, los correspondientes al mes de febrero pasado, indican que el número de nuevos ocupados aumentó en 81.808 trabajadores, hasta un total de 20.380.428, pero el número de desempleados también se incrementó en 2.618, hasta 2,911 millones.
En enero, la descoordinación entre estas cifras fue aún más llamativa: la ocupación se incrementó en 57.726 personas, pero el desempleo subió en 70.744 personas, la cifra más alta de los últimos doce meses. Una de las razones por las que afiliación y paro registrado no van en la misma dirección la mayoría de las veces es que cada año se incorporan al mercado laboral más de 250.000 personas, que entran a formar parte del colectivo en edad de trabajar y que no tienen necesariamente que estar inscritos en el Ministerio de Trabajo como parados, ni siquiera como demandantes de empleo. Pero explica solo una parte.
La realidad es que mientras entre los meses de febrero de 2002 y febrero de 2023, el número de ocupados aumentó en 488.971 trabajadores, según los últimos datos publicados por el Ministerio que dirige Yolanda Díaz, en ese mismo periodo el paro registrado se redujo en 200.669 personas: es decir, de cada cien nuevos ocupados en esos últimos doce meses sólo 41 eran parados.
El debate lo sirvió en bandeja el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, la semana pasada, cuando abrió la puerta a anular la prestación por desempleo a quienes rechazaran una oferta de empleo del SEPE. Esta semana, Álvarez ha matizado sus anteriores declaraciones (dice que no sería más que cumplir la legislación en vigor), pero ha señalado un posible culpable de que se estén dando situaciones anómalas: los servicios de empleo público no funcionan en su labor activa de promover el empleo. No le falta razón: el SEPE ha canalizado como media en los últimos años apenas el 3% de los empleos anuales.
A medida que la normalización del mercado laboral español se ha hecho realidad tras los duros meses de confinamiento y restricción de horarios y actividades, las diferencias entre el aumento de la ocupación y la caída del paro se han ido ensanchando, de acuerdo con la estadística oficial.
Mientras en marzo del pasado año, el 90,52% del incremento de la ocupación se trasladó a la reducción del paro (928.906 afiliados más en comparación interanual, con un descenso del número de desempleados de 840.877), en septiembre de 2022, el aumento de 650.357 trabajadores del número de trabajadores ocupados permitió reducir el paro en 315.883, con una proporción del 48,6%. Hoy es aún más baja.
Único interés, las prestaciones
Los parados que mensualmente registran los datos del Ministerio de Trabajo son personas que se han registrado en las oficinas del SEPE. Funcas, un 'think tank' dedicado a la investigación económica y social, cree que los desempleados sólo se registran en una oficina de empleo si tienen derecho a recibir algún de prestación o subsidio o si necesitan este paso para acceder a algún tipo de ayuda concreta. Esto explicaría una buena parte de las diferencias entre los datos de ocupación y paro registrado.
Hay expertos que creen que en determinados sectores, como la hostelería, el comercio minorista o las actividades administrativas y servicios auxiliares en la jerga del INE, que están en el rango más bajo de percepción salarial según la Encuesta Trimestral de Costes Laboral, los salarios de las ofertas de empleo que se dan en el mercado “no pueden competir” con la percepción de una prestación contributiva por desempleo. De ahí que para contratar haya que tirar de personas sin empleo anterior o de subempleados para no encarecer los costes empresariales.
Funcas cree que los desempleados sólo se registran en una oficina de empleo si tienen derecho a recibir algún de prestación o subsidio, o gestionar alguna ayuda
En España, en febrero, según el SEPE había 4,56 millones de demandantes de empleo, de los que 2,911 millones estaban parados. Más de 1,13 millones eran personas que estaban ocupadas, pero aspiraban a un empleo mejor o más acorde con sus cualificaciones profesionales; otros 307.000 demandantes tenían una disponibilidad limitada y el resto no estaban ocupados. En la categoría “sin empleo anterior” se contabilizaban a cierre del mes de febrero un total de 335.087 personas, de las que el 77% eran parados registrados: 257.686 personas.
Otro factor que puede explicar el que sólo un 41% de los nuevos ocupados provengan del desempleo está en el incremento del empleo a tiempo parcial, que muchos expertos coinciden en asimilar como subempleo, pero que, a veces, suponen una cantera inagotable de trabajadores en según qué supuestos. En la actualidad, algo más del 13,5% de los trabajadores realizan su actividad a tiempo parcial: 2,78 millones, a cierre de 2022.