El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio anoche su primera entrevista de la legislatura en el telediario de TVE, una cita que aprovechó para mentir a la audiencia y demostrar que no se sabe la letra pequeña del acuerdo de Gobierno de coalición que su partido firmó con Unidas Podemos, por ejemplo en lo relativo a la derogación de la reforma laboral.
"Es muy sencillo, Carlos, los ciudadanos tienen la hoja de ruta de la coalición progresista, es pública. Tenemos un acuerdo programático que dice que vamos a derogar los aspectos más lesivos, en los que hay un consenso bastante amplio", contestó Sánchez con condescencia a su entrevistador en la cadena pública, afirmando a continuación que el Ejecutivo sólo derogará matices como la posibilidad de despedir a un empleado por sumar cierto número de bajas por enfermedad.
El acuerdo al que hace referencia, sin embargo, no habla de los aspectos más dañinos de la norma, si no que señala que se derogará la reforma al completo.
"Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la reforma laboral de 2012. Impulsaremos en el marco de diálogo social la protección de las personas trabajadores y recuperaremos el papel de los convenios colectivos", apunta, para después señalar cuáles de esas medidas se cambiarán "de forma urgente".
Cuando se publicó el acuerdo programático se interpretó, de esta forma, que el Ejecutivo derogaría íntegramente la reforma laboral del PP de 2012, y así informó de ello Vozpópuli.
El cambio de discurso de la ministra
Este mismo mensaje se reforzó en la toma de posesión de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, quien inició su mandato con esa misma promesa.
Sin embargo, dos días después, en la que fue su primera entrevista televisada, en La Sexta, la titular de la cartera de Trabajo explicó que la derogación no sería tal, y en una explicación algo ambigua señaló que se haría en dos fases.
Primero se derogarán de forma inmediata ciertos aspectos (los más lesivos), en los que hay relativo consenso. Esto no supone un fuerte enfrentamiento con la patronal ni con los mercados ni con las agencias de ráting, que ya han advertido de que revertir la reforma al completo traería consecuencias para la calificación de la deuda del Reino de España.
Posteriormente, se abrirá un proceso de negociación con los sindicatos y patronal para acordar qué más aspectos se pueden derogar, un procedimiento que Díaz calificó de "largo" y que podría no concluir en ningún acuerdo, dando margen suficiente para que la creación de empleo siga ralentizándose y esos cambios normativos sean aún menos posibles.