Economía

Del plantón en el Ritz a la encerrona en Davos: la ansiedad de Pedro Sánchez por aparentar normalidad

El presidente ha perdido brillo y Moncloa intenta recuperar el aura de liderazgo que proyectaba en el pasado. Por eso, forzará una foto con el Ibex en el Foro de Davos

  • Pedro Sánchez, a su llegada al Spain Investors Day, en el Hotel Ritz de Madrid. -

Pedro Sánchez ha perdido brillo. Se percataron del cambio algunos de los directivos que le vieron en el Spains Investors Day. La escena tuvo lugar este jueves a las 17.30, en el Hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid. Un cuarto de hora antes, los perros de la policía habían husmeado el pasillo por el que cruzaría el presidente, camino del atril desde el que debía dirigirse a un centenar de directivos. Apareció finamente maquillado y se dirigió al público en español, pese a que todos los ponentes anteriores habían usado el inglés. La estrategia de Moncloa es evidente: hay que arañar minutos en los telediarios y devolver a Sánchez el aura de líder con la que aparecía antaño.

Ni el maquillaje ni su pose innata de 'estrella' podían camuflar el cansancio acumulado tras la jornada parlamentaria del miércoles, en la que Junts le obligó a asomarse al abismo del ridículo. Sánchez se salvó por la campana en el último minuto, gracias a las cesiones de última hora que concedió al grupo de Carles Puigdemont. Dos son económicas y de mucho peso. La primera es la publicación de las balanzas fiscales, que dará argumentos a la Generalitat para lograr un Cupo como el vasco. La segunda sienta las bases para presionar a las empresas catalanas que huyeron tras el 1-O.

Esa deriva sigue alimentando la desazón de empresarios e inversores, de ahí que los más conocidos, dentro y fuera del Ibex, optaran por permanecer en sus despachos el jueves, por mucho que el presidente se dirigiera a ellos en el Ritz. Salvo algunas excepciones, los VIP que acudieron están sus puestos por designación gubernamental. A excepción de los más fieles (Maurici Lucena, Beatriz Corredor o Pedro Saura), a la mayoría del auditorio le chirrió sobremanera algunos de los mensajes de Sánchez.

El líder socialista criticó los "bulos" de la oposición, aseguró que su gestión "refuerza la seguridad jurídica" y defendió que "la única vía hacia el progreso se basa en la búsqueda de acuerdos políticos, en la gestión inteligente y empática de la pluralidad política". Las palabras de Sánchez volaron como el viento helador que soplaba tras las paredes del Ritz. Es difícil transmitir sensación de normalidad cuando la realidad apunta en la dirección contraria. Son plenamente conscientes los empresarios que se ausentaron en el Spains Investors Day, pero también buena parte de los españoles que ven los telediarios en los que sale Sánchez.

Ambas circunstancias generan alarma en Moncloa. De ahí que los fontaneros del presidente estén trabajando a contrarreloj en un plan de vuelta a la normalidad, tirando del tópico explotado en la pandemia. Un ejemplo evidente es el intento casi desesperado de fotografiar a Sánchez con los grandes empresarios. Dado que los magnates del Ibex llevan tiempo rehuyendo del presidente, será Moncloa la que fuerce el encuentro. Concretamente, la próxima semana, en Davos.

Los fontaneros llevan días haciendo labor de zapa para que los empresarios confirmados en el Foro dediquen unos minutos a Sánchez. Hasta la localidad suiza se trasladarán a partir de mañana los habituales de otras ediciones: Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Ana Botín (Santander), Carlos Torres (BBVA), Josu Jon Imaz (Repsol), Francisco Reynés (Naturgy) o José María Álvarez-Pallete (Telefónica).

El objetivo de Moncloa es repetir la misma foto y un vídeo idéntico al obtenido en 2023. Un material magnífico para colocar en los telediarios y moverlo en sus redes sociales. Fue el propio Sánchez quien compartió la escena en su perfil de Twitter (actual X) el pasado año. "España seguirá creciendo este año y nuestras empresas serán protagonistas de la transformación de nuestra economía", tuiteó el presidente.

El encuentro de aquella mañana, un martes de 17 de enero, ya resultó algo forzado. El Gobierno ya se había sacado de la manga dos nuevos impuestos, dirigidos a banca y energéticas, provocando el consiguiente cabreo de los paganos. La cita de la próxima semana lo será aún más. El malestar de los banqueros es evidente, después de que Hacienda haya aceptado suavizar el impuesto a las energéticas pero no a las entidades financieras. Paralelamente, directivos tan respetados como Imaz ya han criticado abiertamente la política industrial del Ejecutivo (o más bien la ausencia de ella).

Temor a las represalias de Sánchez

La inseguridad jurídica que emanan los acuerdos con Junts y ERC cierran el círculo. Pocos empresarios tienen ánimo de reunirse voluntariamente con Sánchez el Davos. De hecho, ninguno ha confirmado su presencia. Ahora bien, las compañías afectadas asumen que no es fácil decirle no al presidente. Una cosa es hacerle el vacío en el Ritz y otra dejarle tirado en aquel rincón de los Alpes, en presencia de la flor y nata del poder financiero internacional. El miedo a las represalias flota en el ambiente de las sedes corporativas.

A estas alturas, se espera la presencia de todos los citados menos uno: Ignacio Sánchez Galán. El presidente de Iberdrola protagonizó un sonoro plantón hace un año en el mismo Foro. Y ha rehusado reunirse con Pedro Sánchez en otras citas internacionales en las que han coincidido. La última de ellas, en Dubái, con motivo de la COP28. La imagen del jefe de Gobierno con el segundo líder empresarial del Ibex sería todo un avance para la estrategia de Moncloa. Salvo sorpresas, sin embargo, Galán declinará la invitación, pero Sánchez logrará al menos una foto. La colgará en su perfil de X, en un intento de aparentar una normalidad que no volverá mientras que dure la legislatura.

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