Ayer se cerró la subasta de espectro 5G en Alemania, una subasta a la que acudió Telefónica, y por la que ha pagado 1.425 millones de euros para poder ofrecer servicio sobre esta tecnología durante los próximos 20 años.
Pero, ¿qué es una subasta de espectro radioeléctrico? Vamos a tratar de explicarlo para que se entienda, sin entrar demasiado en aspectos técnicos.
Cuando usted manda un WhatsApp o hace una llamada, esas comunicaciones de voz y datos viajan por el aire, y lo hacen de forma ordenada. ¿Ordenada? Sí, así es.
Las subastas otorgan a cada operador unos carriles dentro de unas autopistas para ofrecer servicios de voz y datos sin interferencias con sus competidores
Todo parte de lo que se denomina espacio radioeléctrico, grosso modo, podríamos definirlo como un conjunto de autopistas, cada una de ellas con muchos carriles, sobre las que viajan las comunicaciones móviles inalámbricas.
¿Cómo se ordenan?
Para ordenar esos carriles de comunicación, los estados organizan subastas de espectro. Son pujas que sirven para comprar espacio y ofrecer servicios de telecomunicaciones, para alquilar carriles durante un tiempo.
A esas subastas acuden las compañías de telecomunicaciones que desean dar servicios sobre nuevas tecnologías que no están ordenadas en el espacio radioeléctrico pero que dependen de él. Cada subasta está sujeta a una serie de condiciones -cada país establece sus condiciones-, y los operadores pujan por conseguir carriles para ofrecer posteriormente una buena cobertura de telefonía móvil a sus usuarios.
Cada autopista se enmarca o identifica dentro de un ancho de banda concreto -hay tipos diferentes de autopistas, más rápidas, más lentas, con más capacidad...-. Para el 5G hablamos principalmente de tres tipos de bandas o autopistas: la de 700MHz, la de 26GHz y la de 3,6-3,8 GHz.
Los operadores suelen tratar de adquirir carriles -llamados bloques- contiguos, pegados uno al otro, porque es mejor para el flujo de las comunicaciones
Todas las autopistas importan
Los gobiernos organizan tres subastas, una para cada autopista, y los operadores pelean por poseer espacio, carriles, dentro de dichas bandas o autopistas. Además, suelen tratar de adquirir carriles -llamados bloques- contiguos, pegados uno al otro, porque es mejor para el flujo de las comunicaciones.
Las compañías de telecomunicaciones han de ser cuidadosas en las pujas. No se trata de coger más carriles en unas autopistas que en otras, sino de escoger de forma equilibrada el espacio en cada banda. Todas ellas -autopistas y carriles- son necesarias para que las comunicaciones viajen con garantías.
Una vez acabada la subasta, cada operador se queda con un espectro concreto asignado, y las comunicaciones se pueden prestar sin interferencias, ya que cada vehículo u operador -en España son Telefónica, Orange y Vodafone quienes pujan- tiene asignados unos carriles en cada autopista, que no se tocan nunca con los de sus competidores.
Estas subastas ya se celebraron con anterioridad en España para tecnologías como el 3G o el 4G, por citar algunos ejemplos. Y seguirán sucediendo en el futuro con la irrupción de nuevas tecnologías.