Economía

El invierno alemán que nos espera por el "efecto contagio"

La deriva de Alemania arrastrará a las economías más rezagadas en la recuperación, como la española. Corre riesgo la pretensión de Sánchez de llegar a los comicios de mayo con el PIB en números rojos

  • Tuberías de gas en la estación compresora de Mallnow, Alemania. -

Sopla un viento cada vez más helador desde Alemania: malos presagios para la economía europea y, sobre todo, para la española, por su condición de farolillo rojo en la carrera de la recuperación. Sólo un giro milagroso en el conflicto de Ucrania puede impedir que locomotora alemana acabe el año en recesión. Una noticia pésima para los cálculos de Moncloa, cuyos fontaneros aún confían en llegar a los comicios del próximo mayo con indicadores 'macro' más o menos presentables.

Entidades financieras y servicios de estudios coinciden al presentar el complejo escenario en el que deberán desenvolverse las economías europeas en el trecho final de este año. En el epicentro de los riesgos está Alemania y la amenaza de restricciones más o menos severas del suministro de gas ruso. Los economistas de Deutsche Bank ya dan por hecha la recesión. "Parece razonable asumir que Rusia continuará buscando maneras de interrumpir la actividad económica en Europa", advierte la entidad en su último informe de previsiones. "No es necesario que se produzca un corte total del suministro [ruso]. El impacto en la producción industrial y en las perspectivas económicas llevarán a Alemania a la recesión en la segunda mitad de 2022".

"Los consumidores y las empresas alemanas deben ir preparándose para un invierno frío", añaden los analistas de Rabobank. Frío en sentido literal, si el Kremlin mantiene medio abierto -o, peor aún, cierra totalmente- el grifo del gas a Alemania en los próximos meses. La Comisión Europea ya ha puesto sobre la mesa la posibilidad de aplicar recortes "voluntarios" del consumo en invierno. Si no hay un pacto 'solidario', los países más dependientes del gas ruso corren riesgos reales de sufrir apagones. Los cortes afectarán primero a las fábricas y, si la cosa se tuerce, a los hogares.

Rabobank expone indicadores preocupantes sobre la locomotora alemana. El índice de manufacturas (PMI) -un termómetro de la industria- se encuentra en el nivel más bajo en 23 meses. Y los contratos de futuros de gas apuntan a un nivel de precios en 2023 más elevados que los registrados el pasado febrero, cuando Vladimir Putin dio la orden de invadir Ucrania.

Recesión inevitable

El banco holandés maneja una estimación de crecimiento para Alemania del 1,5% este año y del -0,2% el que viene. El bache es el resultado de la suma de indicadores negativos. Por ejemplo, el consumo avanzará un 2,8% en 2022, pero caerá un 0,5% el próximo año. Peor será el batacazo de la inversión empresarial, que ya registrará un crecimiento negativo este año (-0,4% y -2,9% en 2023). Un dato más: las importaciones se hundirán un 2,4% en 2023.

Se trata de una noticia pésima para infinidad de empresas españolas, que colocan sus productos en el mercado alemán. El riesgo de frenazo en Alemania, con su correspondiente onda expansiva en Europa, ya forma parte de las previsiones de algunos servicios de estudios españoles. Funcas augura un retroceso de las exportaciones españolas de bienes y servicios en 2023. Pasarán de crecer un 13% este año a sólo un 3,3% el siguiente.

Amenaza de recesión en Alemania
El canciller alemán, Olaf ScholzEFE

El bajón exportador tendrá un reflejo fiel en la inversión empresarial en equipos, que pasará del 8,7% al 2%. "La economía registrará una fuerte desaceleración en 2023", señalan desde Funcas. "Este recorte procede del fin del rebote del turismo y del impacto sobre las exportaciones del enfriamiento de las perspectivas económicas en la UE, como consecuencia de los riesgos asociados al suministro del gas ruso".

En la misma línea se pronuncian los economistas de BBVA Research. "No se puede descartar la posibilidad de un invierno con restricciones en el consumo de energía en Europa", alertan en su último informe. "Esto intensificaría los cuellos de botella en la industria y reduciría la disposición de los ciudadanos europeos a viajar a España". Entre ellos, los alemanes, que conforman, junto a los británicos, el principal mercado para el sector turístico español.

A juzgar por las advertencias del propio Gobierno de Olaf Scholz, la población alemana afronta un segundo semestre peliagudo. El Ejecutivo activó el pasado 23 de junio el segundo nivel de alerta sobre el mercado energético. Se trata de una herramienta legal que permite, entre otras cosas, encarecer los precios energéticos para retraer la demanda. Scholz sólo usará esta medida drástica como último recurso (los hogares ya soportan una inflación del 8,2%), pero ya ha anunciado otras tan impopulares como la reapertura de centrales de carbón.

La siguiente fase del plan se denomina, sin tapujos, "de emergencia". Entrará en vigor si hay un estrangulamiento severo del suministro. A la espera de comprobar hasta dónde está dispuesto a llegar Putin, Berlín intenta reponer a contrarreloj las reservas de gas. Se encuentran al 60% de la capacidad nacional, lejos de la meta del 90% que se planteó el Gobierno para finales del año.

"Escenario estresado"

Cada vez se ve más cercano el "escenario estresado" que manejan muchos economistas al elaborar sus previsiones. En su último informe, los economistas de Mapfre Economics recuerdan que un posible "shock energético" tendría "implicaciones productivas sobre las economías en el sector industrial y manufacturero". Esas factorías serían las primeras en sufrir el impacto. Posteriormente, "se trasladaría por efecto contagio a las orientadas al sector servicios [como la española], dando como resultado un deterioro generalizado de la confianza del consumidor y, con ello, una abrupta disminución del consumo".

El FMI ya ha puesto cifras a las consecuencias del shock. El PIB de Alemania retrocedería un 3% en caso de un corte total del suministro. El impacto para España sería inferior, del 1%, por su menor dependencia del gas ruso. El mayor varapalo se lo llevarían Italia, Hungría, Eslovaquia o República Checa, con caídas del 6%.

Al equipo económico de Nadia Calviño no le quedará más remedio que calibrar ese "efecto contagio" y reflejarlo en el cuadro macroeconómico de los próximos Presupuestos Generales del Estado. Cabe la posibilidad de que el invierno alemán se extienda más allá de la primavera, dibujando el escenario menos favorable para las pretensiones de Pedro Sánchez: llegar al primer examen electoral de mayo con el PIB en 'números negros'.

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