Cuestas y calles estrechas, con coches casi peatonales, que ocupan el ancho de su base en la acera, casas bajas, de teja roja y una sensación de moverse en un poblado. Así era la calle Fresneda y las calles próximas antes de la llegada de la nueva sede de la entidad de Francisco González, Ciudad BBVA, que quiere acabar con todo vestigio previo, incluidos los nombres.
Esta calle, según les relata este Buscón, antes vieja y ajada, ahora se enfrenta a una remodelación total para ser una vía del futuro, pero también verá su nombre cambiado, no a algo que evoque las botellas de agua en las esquinas para amedrentar la vejiga de los perros, sino por el nombre de calle Azul, para asimilarse al color corporativo de la entidad bancaria y englobar los nombres internos del edificio, que se llamarán como océanos, un gran azul, al que se accederá de una calle que ese color tendrá por nombre.
Aún no hay ningún letrero que indique su pasada denominación o marque la futura, tal y como ha podido comprobar este Buscón, pero la decisión está tomada; el último pleno del distrito Fuencarral-El Pardo acogió la propuesta del Partido Popular para modificar el nombre, algo que Izquierda Unida ha denunciado que se hace para hacer juego con el color corporativo y en contra de la ordenación de Denominación y Regulación de Vías, por no mantener los nombres consolidados y al no ser por exigencias urbanísticas.
El nombre calle Azul fue propuesto en una carta al Ayuntamiento de Madrid con motivo de ser la entrada a la nueva sede del grupo y porque exista “una calle con una denominación similar, calle Fresnedilla” en el mismo distrito, y por ello consideran “que este hecho puede producir numerosas confusiones y dificultades a las personas que acudan a la Ciudad BBVA".
Las arraigadas razones que argumentó la directora de la Ciudad BBVA, Gloria Lamas Rull, eran: “Alinear las denominaciones de los lugares más significativos de la sede con nuestra identidad corporativa”. El juego de nombres se completa con la Pasarela Azul BBVA, que inauguró Ana Botella en julio, financiada por la entidad bancaria y que une los barrios de Sanchinarro y Las Tablas, donde se encuentra la nueva sede.
En la inauguración, la alcaldesa de Madrid explicó que la nueva Ciudad BBVA es un proyecto “emblemático, innovador y, también, sostenible que, por supuesto, cuenta con todo el respaldo y el apoyo del Ayuntamiento de Madrid”, tal y como se ha podido ver un par de meses más tarde con el cambio de nombre a la calle.