Esta historia ha sido un bombazo en EE UU, pero aquí apenas se ha comentado. Resulta que Bob Woodward (sí, sí, el famoso del Watergate, junto a Carl Bernstein) contó en el Washington Post la semana pasada que el presidente y fundador de la cadena Fox, Roger Alies, había enviado un emisario en 2011 nada menos que a Afganistán con un encargo concreto: convencer al ex director de la CIA, David Petraeus, que tuvo que dimitir el pasado 9 de noviembre por un rocambolesco lío de faldas, para que se presentara como candidato republicano a la presidencia del país. La fiesta (o sea, la campaña) la pagaría Rupert Murdoch.
Al otro lado del charco, como todo el mundo sabe, una cana al aire es algo que no se perdona, aunque financiar campañas políticas es perfectamente legal. Petraeus, que ya tiene lo suyo encima, declinó la oferta, y eso que al parecer Murdoch le consideraba el único con potencial para vencer a Barak Obama quien, efectivamente, se impuso sin demasiados problemas a Mitt Romney.
Pero Petraeus declinó; "aunque si un día cambio de opinión, sereis los primeros en saberlo". Sin embargo, el ex jefe de los servicios de inteligencia debe tener poco humor para fiestas ahora, después de que un enredo de amantes, celos, correos electrónicos e investigaciones del FBI por amenazas se le llevara la carrera por delante, en medio del escarnio público. Todo por un quítame allá esas faldas que teóricamente debería importar sólo a las personas implicadas sentimentalmente pero así piensan en dicho país. Que se lo pregunten a Clinton sino.
Tradición
El militar ha tenido que dejar atrás la CIA, pero pudo haber sido el inquilino de la Casa Blanca, algo que, seguramente, habría complicado algo más su relación extra marital, aunque en EE UU ha sido casi una tradición que sus presidentes tengan relaciones míticas con becarias o actrices famosas.
Divertida noticia, que demuestra que será difícil que Murdoch cumpla su juramento, formalizado en el Parlamento de Inglaterra, donde prometió que a partir de ahora iba a ser bueno. El pasado año se vio obligado a cerrar el sensacionalista News of the world, debido a un escándalo de escuchas telefónicas cuyas investigaciones aún no han finalizado. En aquel momento, pareció decidido a bajar el pistón de los enredos.
Sería interesante conocer el concepto de perjurio que puede tener alguien que asegura en sede parlamentaria que bajará el pistón mediático, pero que sabe que mientras le están investigando por escuchas, a la ves está maniobrando para poner presidentes en EE UU.
En fin, que no sólo en España ocurren historias sainetescas. Parecía imposible que se superaran las de Santiago Cervera yendo a por un sobre en Pamplona o Jordi Sardà convocando al presidente y al ministro de Ucrania para firmar un acuerdo de 1.000 millones de dólares con Gas Natural Fenosa (la verdad es que al lado de esto, el Lazarillo de Tormes parece un aburridísimo manual de astrofísica) pero fuera también ocurren cuentos que rozan lo surrealista.
Tal vez los 81 abriles de Murdoch revelen ya cierta oxidación cerebral, aunque conviene no olvidar que comanda un súper grupo editorial (News Corporation) que tiene a José María Aznar como ilustre consejero, a razón de 247.000 dólares al año.
En tiempos pasados ya se especuló con que Petraeus podría haber sido candidato presidencial. Eran momentos en los que todo estaba correcto y él era un ilustre militar al servicio de la patria. Sólo a Murdoch se le podía haber ocurrido ir a su rescate a toda prisa para enfrentarle a Obama.