El próximo lunes, a primera hora de la mañana, la funcionaria Esperanza Aguirre, se acercará hasta la madrileña calle de José Lázaro Galdiano, donde se ubica la sede de la secretaría de Estado de Turismo. Allí asesorará a Isabel Borrego, la secretaria de Estado y esposa del diputado popular Vicente Martínez Pujalte. La que ha sido presidenta de la Comunidad de Madrid durante los últimos nueve años se incorpora a la "vida civil" tras su decisión de abandonar la primera línea política, aunque todavía preside a los populares madrileños, no se sabe aún por cuanto tiempo.
Ayer se lo contaba a todo aquel que quisiera escucharla, que eran muchos, tras el desayuno informativo que trajo al candidato del PP a la Lendakaritza, Antonio Basagoiti, al hotel Eurobuilding de Madrid. También estaba en el acto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pero ni la crisis, ni el rescate, ni los criterios de déficit ni la disciplina fiscal pudieron con ella. Los eclipsó a todos. Los invitados la buscaban, los periodistas también y Aguirre se desgañitaba afirmando eso de que "no doy ruedas de prensa", pero detallando algunos aspectos de su nueva vida privada, entre otras cosas, ejercer de abuela y dedicarle más tiempo a una de sus grandes pasiones: el golf.
También ayer le explicó a Basagoiti que su presencia en el País Vasco para apoyarle en la campaña elctoral se veía limitada por sus nuevas responsabilidades y estricto horario. Es lo que tiene ser funcionario.
