Pocas veces el nombre de un simple socio de un club de fútbol ha tenido tanta repercusión como el de Jordi Cases, cuya denuncia al Fútbol Club Barcelona por opacidad en el fichaje del brasileño Neymar ha dinamitado a la institución culé e incluso provocado la dimisión del que fuera su presidente, Sandro Rosell.
Pero detrás del nombre de Cases está uno algo más conocido, sobre todo en determinados ámbitos empresariales. Es el de su abogado, Felipe Izquierdo, que ha salido a la palestra en los últimos días para afear la conducta al actual presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, por señalar a Cases como culpable de la marejada institucional que padece el club azulgrana.
El ojo del huracán no es desconocido para Izquierdo que, en defensa de accionistas minoritarios, se ha enfrentado a empresarios como Enrique Bañuelos, fundador y expresidente de la antigua Astroc, y el expresidente de Sacyr Luis del Rivero.
Tras el desplome bursátil de Astroc, que dejó atrapados a miles de minoritarios, Izquierdo emprendió una batalla judicial contra Bañuelos, al que responsabilizó en sus denuncias de todo lo que le sucedió a una empresa cuyo despegue en Bolsa (subió un 1.000% en apenas nueve meses) sólo pudo competir en espectacularidad con el derrumbe que sufrió poco después.
Izquierdo también asesoró a accionistas minoritarios de la concesionaria de infraestructuras Europistas, que fue excluida de cotización por su socio principal, Sacyr. Los minoritarios acusaron a Luis del Rivero, por entonces presidente de la constructora, de no cumplir su compromiso de recomprarles las acciones a un precio determinado, que estaba muy por encima del de la cotización de Europistas.
Eso sí, bien puede decirse que, independientemente de cómo finalice el proceso abierto contra el Fútbol Club Barcelona, Izquierdo y su cliente han tenido ya más éxito que en los casos anteriores, ninguno de los cuales llegó a la fase de apertura de juicio.
Las querellas contra Bañuelos quedaron archivadas sin que el empresario afincado en Sagunto tuviera que desfilar por los juzgados (de hecho, por entonces los negocios le mantenían a caballo entre Brasil y Londres y ni siquiera tuvo que hacer parada en España).
El proceso contra el presidente de Sacyr también acabó sin salir de las carpetas de los juzgados de instrucción. No cabe duda de que el ámbito deportivo le ha traído a Felipe Izquierdo más suerte que el empresarial.