Mucho se ha hablado en los últimos días de las relaciones entre el ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferran y el jefe de la CEIM y vicepresidente de los empresarios españoles, Arturo Fernández. Tras las cuitas, por decirlo de manera fina, del que fue patrón de Marsans, al que se le ha pedido una de las fianzas más altas de la historia judicial española, ha faltado tiempo para que se destacara el vínculo familiar y de amistad entre ambos.
Algo de lo primero hay, pero no tanto como se dice. No son cuñados. Una hermana de la mujer de Fernández estaba casada con uno de los hermanos de Díaz Ferran, ahora fallecido, con lo que, bien visto de ser algo son así como "concuñados", lo que no les convierte obligatoriamente en compañeros de cenas navideñas, bodas y bautizos.
Respecto a lo segundo, pues tampoco. Parece que Díaz Ferran y Fernández rompieron relaciones hace dos años, cuando el madrileño hizo frente común con Joan Rosell para sacarle de la presidencia de la CEOE, ya lastrado por sus problemas empresariales. Mucho antes, cuando comenzaron a abrírsele grietas por todos los lados recibió ayuda de otros empresarios, pero tras su salida de la CEOE "se aisló de todos" al tiempo que sus antiguos compañeros de organización también apostaron por mantener una prudente distancia. Conclusión: que fuentes bien informadas han asegurado a este Buscón que Díaz Ferran y Fernández llevan dos años sin cruzar palabra, por mucho que quieran mezclar a uno con otro y que la organziación de los empresarios anda pensando como limpiar su imagen a quien fuera uno de sus presidentes.