Entre los objetos que la Policía encontró en el zulo descubierto junto a la casa del etarra José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, conocido como Josu Ternera, había documentaciones falsas, dinero y un arma, según ha contado con detalle el periodista Jesús M. Zuloaga, autor de la gran exclusiva sobre la residencia oculta del presunto jefe de la banda terrorista.
Pero en el registro de su domicilio las fuerzas de seguridad encontraron, además de su ropa, dos ordenadores y determinados medicamentos, unos para combatir la ansiedad y otros que muy bien podrían ser las famosas pastillas azules que potencian la actividad sexual plena de los varones.
Ternera, de 63 años, en busca y captura internacional por el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en el que fueron asesinadas 11 personas, seis de ellas menores, aparecía en la imagen que fue portada de La Razón junto a su pareja, Agnes Cerlo, y un bebé que el etarra llevaba en brazos. Seguramente se trata de su hijo, aunque en la declaración de Agnes ante la policía francesa declaró que el padre no es Urrutikoetxea, sin duda para intentar crear confusión a los investigadores.
Dice el reportero Zuloaga, uno de los mayores expertos en temas de terrorismo etarra, que durante los días en los que Ternera fue vigilado demostraba un gran estado de forma, seguramente gracias al ejercicio físico que ha practicado durante su estancia en el pequeño pueblo de Durban sur Aziere, en los Pirineos franceses, donde reside desde 2007 y ejerce como profesor de Historia. Pero llamaron la atención de la Policía, y así lo refleja en forma exquisita el cronista, una serie de evidencias que demostrarían que el etarra "no se había retirado de sus actividades sexuales". Entre otras cosas, el crío que lleva en sus brazos, su hijo con toda probabilidad, seguramente ni ha cumplido aún un año.
En suma, que a Ternera, jefe indiscutible de la banda, se le encontró una caja de pastillas viagra en el domicilio que tuvo que abandonar a toda prisa ante la inminencia de resultar capturado por las fuerzas de seguridad francesas.
Pese a las teorías del "chivatazo" que han circulado en los últimos días para explicar la fuga del etarra, fuentes de la lucha antiterrorista se han mostrado escépticas con esta posibilidad, de acuerdo con lo que menciona La Razón. No obstante este lunes, Francisco J. Alcaraz, de Voces contra el Terrorismo, mostró sus sospechas de que el etarra pudo haber recibido un aviso en el que se le informaba de la intención de la policía francesa. No ha habido hasta el momento información oficial sobre este particular.