Siempre fumó. Cigarrillos y puros. El humazo de los habanos molestaba particularmente a la reina. Pero Don Juan Carlos, como su padre, ha sido un fumador empedernido hasta que hace cuatro años lo dejó radicalmente. La detección de un nódulo en el pulmón tuvo la culpa. Después de ser sometido a una intervención en el Hospital Clínico de Barcelona, en la que los especialistas descartaron la posibilidad de que se tratara de un cáncer, el Monarca suspendió definitivamente su nociva adicción.
A rajatabla
Contaban algunos visitantes a la Zarzuela que en este tiempo, Su Majestad ha cumplido a rajatable la norma de la abstención. Salvo en muy contadas ocasiones, caso de una celebración especial, el Rey había desterrado el tabaco de su vida. Pero en las últimas jornadas, según le confiesan a este Buscón algunas personas que le han visitado en la Zarzuela, ha incurrido nuevamente en esa destestable costumbre.
"Cosas del estrés de la abdicación, supongo", comenta esa fuente, con la lógica preocupación al enterarse de la noticia. Don Juan Carlos ha cumplido a rajatabla con todas las prescripciones del doctor Cabanela tras la doble intervención en su cadera, primero en septiembre y luego en noviembre último. Alimentación, rehabilitación, ejercicios físicos, cuidados especiales... Su recuperación física evolucionaba con lentitud pero en la buena dirección. Su aspecto es saludable, salvo por una cierta hinchazón permanente en el rostro, y sus movilidad había mejorado ostensiblemente.
Jovial y sonriente
El pasado martes se le vió jovial y sonriente en la ceremonia de entrega del I Premio Reino de España a la Trayectoria celebrado en el Palacio del Pardo. Era su segunda salida pública de Zarzuela tras la abdicación. Rodeado por destacados empresarios madrileños, vascos y catalanes, el Monarca departió cordialmente con alguno de los asistentes, entre quienes se encontraban Marcelino Oreja, Juan Luis Cebrián y Juan José Güemes, quien fuera consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. "¿Y qué se dice por ahí?", preguntó muy animoso el monarca a uno de los presentes antes de retornar a casa que por la tarde tocaba festejo taurino en las Ventas.