El Buscón

Ribera y Moreno Bonilla comparten fresas en un evento en Algeciras

La vicepresidenta y el presidente de la Junta han dialogado de forma informal en pleno conflicto por Doñana en el catering del evento Cepsa, un ágape en el que las autoridades podía degustar fruta

  • Guillermo de Holanda saluda a Maarten Wetselaar (CEO de Cepsa), con Teresa Ribera y Juan Manuel Moreno Bonilla detrás

La batalla por Doñana llevó a Teresa Ribera a llamar a Juan Manuel Moreno Bonilla “señorito” por su intención de ampliar los regadíos. El presidente de la Junta acusaba a la vicepresidenta de “temeraria” por insultar a Andalucía para ganar votos. El “señorito” y la “temeraria” se han encontrado frente a frente este martes. El resultado ha sido saludos cordiales y una conversación amistosa entre cruasanes, cafés y fruta, donde algún testigo señala que se podía degustar la 'fruta prohibida': fresas. 

Ribera y Moreno Bonilla han aprovechado que todos los focos estaban los Reyes Felipe VI y Guillermo de Holanda para poder charlar cara a cara. Los presentes aseguran que no había ninguna tensión entre ambos, muy diferente a la tensión que han querido trasladar a los medios durante la campaña autonómica. “No te puedo confirmar que hayan terminado probando la fruta tras la charla”, comentan los presentes en el evento. 

El saludo ha sido público. También la despedida. Cepsa y el hidrógeno era el motivo que unía a ambos en Algeciras. Esta vez ninguno de los dos ha querido comparecer ante los medios que se han desplazado al acto. Ribera asumió en este evento el rol de representante gubernamental que acompaña al Rey, algo que le impide hablar por protocolo con los medios. 

No obstante, la vicepresidenta ha apostado por hacer un ‘autocanutazo’, un nuevo estilo de relacionarse con la prensa en la que el político hace declaraciones a su propio micrófono y luego lo difunde. Moreno Bonilla ni eso. El presidente se limitaba a múltiples muestras de afecto para la comitiva holandesa y al ejecutivo holandés que dirige Cepsa tras apostar, una vez más, por su región. 

Los conocedores de su ‘tensa relación’ hablan de que su cruce de reproches no ha cesado. La ministra no entiende por qué esta denuncia medioambiental no ha tenido rédito político. El presidente de la Junta siente que su resistencia y victoria ante los reiterados ataques de la ministra le han empoderado, aún más, tanto dentro como fuera de Andalucía.

El fugaz encuentro ha terminado con dos besos de cortesía antes de que Teresa Ribera entrase en uno de los coches que desplazaban a la comitiva del Rey, todos ellos con motor de combustión

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