Pues sí, Roberto Carlos, el mejor lateral izquierdo de la historia del Real Madrid (con permiso de Flavio Coentrao) se llevó muchos conocimientos de España y uno de ellos es que los millonarios tienen que tener sicav. La del deportista se llama Rodasil, es decir ROberto Carlos DA SILva. Son varios los futbolistas con este vehículo de inversión y no seremos nosotros los que pidamos que se les haga una quita o se les suban los impuestos, ya que se han ganado el dinero con el sudor de sus frentes y el resto de partes del cuerpo.
La sicav estuvo inicialmente en Fibanc, un banco claramente del Barça, fundado y presidido hasta su venta por Carlos Tusquets, ex directivo del equipo catalán y todo un peso pesado en el palco. La sede de Fibanc (ahora Mediolanum) está a tiro de piedra del Camp Nou.
Esto no podía por menos que chirriar y tiempo después, Rodasil cambió y se fue al Banco Madrid. Nominalmente la cosa quedaba mucho mejor y además, la entidad también apuntaba hacia el Santiago Bernabeu. No en vano, el Banco Madrid financió a Juan Palacios, candidato a la presidencia del club en las elecciones que ganó Ramón Calderón.
Esa entidad de banca privada se hizo con el 49% de Munreco, del citado Palacios, que era la empresa que hacía los relojes Viceroy, Sandoz o Maurice Lacroix. Una participación industrial muy apropiada para una firma como Banco Madrid. De esta operación habría mucho que hablar, aunque ya da un poco igual porque los que la decidieron ya no están.
Ahora, Rodasil se ha ido de nuevo, rumbo a Banco Popular. ¿Pero qué caprichos tiene el ex jugador con los bancos? Ninguno. La realidad es que el asesor de Roberto Carlos, sea quien sea, es quien mueve esa sociedad, porque en una u otra entidad les ofrece mejores condiciones. El ex futbolista, seguramente, ni debe saber dónde tiene la sicav, aunque la trayectoria de Rodasil no deja de ser divertida.
