El pasado lunes el Govern y los Comuns presentaron en sociedad la reforma fiscal que han acordado para Cataluña. Está previsto implementarla en el primer trimestre de 2020 junto con los Presupuestos del 2020. Dicen que se trata de aumentar los ingresos, conseguir una fiscalidad justa, dinamizar la economía y luchar contra la emergencia climática. Son las palabras bonitas de siempre.
El aumento recaudatorio previsto, cuando todas las medidas proyectadas estén en aplicación, asciende a 543 millones de euros. Sin embargo, en el primer año, 2020, se estima un aumento de 173 millones. Veremos si el Govern consigue aprobar, por fin, unos Presupuestos. Quizá haya elecciones antes y todo esto se replantee. Cataluña lleva dos años en prórroga. Todo está paralizado.
Pero descendamos al detalle.
1. Impuesto sobre Sucesiones: un estacazo
Esto es, sin lugar a dudas, lo más importante de la reforma. Hasta ahora, el Impuesto sobre Sucesiones en Cataluña se basaba en: a) una reducción del 95% para la vivienda habitual, empresa individual, negocio profesional y participaciones en la empresa familiar; b) Una reducción de 100.000 euros para cada hijo; c) una tarifa fuerte, entre el 7% y el 32% para calcular la cuota; d) bonificación del 99% de la cuota para el cónyuge; e) bonificaciones muy generosas sobre la cuota para los hijos: empiezan en el 99% y van decreciendo según suben los tramos. Para un heredero que reciba 300.000 euros la bonificación sobre la cuota es de un 97%. Para el que reciba 750.000 es un 89,47%. Esta bonificación es el aspecto más importante y distintivo del Impuesto sobre Sucesiones en Cataluña.
De este modo, tal como decíamos, un hijo mayor de 21 años que reciba 600.000 euros, paga por Sucesiones en Cataluña 6.618 euros.
Pues bien, la reforma lanza un misil contra el esquema esencial y típico del Impuesto sobre Sucesiones en Cataluña, es decir, contra las bonificaciones aplicables a los hijos. A partir del año que viene, la bonificación, en lugar de empezar en el 99%, empezará en el 60% y va decreciendo a medida que suben los tramos. La consecuencia de esto es un tremendo aumento de la cuota a pagar. El aumento de recaudación que se espera con esto es de 190 millones de euros. Es una cifra considerable.
No se ha facilitado la tabla de nuevas bonificaciones pero con los ejemplos expuestos por Economía está muy claro por dónde van los tiros.
Casos concretos para los herederos
Así, el heredero de nuestro artículo anterior, que hasta ahora tenía que pagar 6.618 euros, pagará tras la reforma 44.569 euros. (Casi como en Valencia, que es la CCAA más dura).
Un heredero que reciba 400.000 euros pagará tras la reforma 20.017 euros (hasta ahora: 2.707 euros).
Un heredero que reciba 175.000 euros pagará tras la reforma 2.932 euros (hasta ahora, 349 euros).
En números redondos, se multiplica por siete la cuota a pagar. Decimos que este tema es el más importante de toda la reforma. Y también es el más grave pues supone un giro radical (nunca mejor dicho) en el modelo de fiscalidad de Cataluña. Sucesiones no es un impuesto relevante a nivel recaudatorio (ni lo será nunca) pero es muy revelador del tipo de trato fiscal que los poderes públicos dispensan a los contribuyentes de un nivel medio-alto y alto. Es un cambio muy repentino. Y además, cuando este giro radical va en contra de lo que ocurre en otras CCAA, cabe temer consecuencias indeseables (fuga de empresas, deslocalización de particulares). Si se quiere que la economía mejore y se cree empleo, el camino que se está emprendiendo con esta reforma es muy poco recomendable.
2. Impuesto sobre el IRPF
A) COLLEJA A LAS RENTAS SUPERIORES A 90.000 EUROS
Se confirma la subida del tipo autonómico para las rentas superiores a 90.000 euros, que ya hemos comentado en un artículo anterior.
El anterior cuarto tramo, que iba de 53.407 a 120.000 euros (y tributaba al 21,50%), se escinde en dos tramos: el cuarto, que va de 53.407 a 90.000 euros (y sigue tributando al 21,50%); y el quinto, que va de 90.000 a 120.000 euros (que pasa a tributar dos puntos más, al 23,50%).
El sexto tramo va de de 120.000 a 175.000 euros y pasa a tributar un punto más, al 24,50%.
El séptimo tramo, por encima de 175.000 euros, seguirá tributando al tipo máximo, 25,50%, el más alto de los aplicados en España
Economía dice que el número de contribuyentes afectados es 52.393 y que el aumento de recaudación se estima en 31 millones de euros. Esto no parece muy relevante (el aumento medio es 592 euros per capita) pero, al igual que en Sucesiones, es revelador del tipo de empatía que los poderes públicos catalanes quieren mantener con los contribuyentes de nivel medio-alto y alto. Cataluña irá perdiendo masa gris. No es casual que el PIB de Madrid, con un millón de habitantes menos, haya superado recientemente al PIB de Cataluña.
B) PEQUEÑO OBSEQUIO A LAS RENTAS MAS MODESTAS
Por primera vez en su historia, la Generalitat pone sus ojos en las rentas más modestas, aunque se trata de hacerles un obsequio simbólico. Otro día hablaremos del maltrato que las rentas medias y medias-bajas vienen sufriendo en Cataluña, por comparación con otras CCAA. Cataluña es la Comunidad que peor trata a las rentas entre 12.000 y 30.000 euros.
En la reforma propuesta, los contribuyentes con base liquidable inferior a 12.450 euros podrán aplicar un mínimo personal de 6.105 euros (un 10% más que los 5.550 actuales). El mínimo personal se aplicará rebajando la cuota íntegra del IRPF en el 12% (tipo más bajo de la escala autonómica) sobre 6.105 = 733 euros. Tal como está ahora, se rebaja el 12% de 5.550 = 666 euros. Es un regalo de 67 euros a cada contribuyente. Según Economía, esto beneficia a 205.000 contribuyentes y produce una pérdida de recaudación de 12,4 millones de euros. No es para echar cohetes.
3. El impuesto verde: estacazo para las eléctricas y telefonías
Para el 2020 se va a aprobar un nuevo impuesto medioambiental, que gravará dos hechos imponibles:
A) La producción, almacenamiento y transformación de energía eléctrica.
La cuota a pagar será 0,005 euros por kWh producidos (producción bruta media de los 3 últimos ejercicios).
B) El transporte de energía eléctrica, telefonía y telemática, efectuada con elementos fijos (postes, antenas) o redes de comunicaciones.
La cuota a pagar será 700 euros por kilómetro de longitud de la línea, más 700 euros por poste o antena (1.200 euros si se trata de línea eléctrica de tensión superior a 400 kV).
La recaudación estimada es 145 millones de euros. Buena cifra.
Este nuevo impuesto provocará una gran litigiosidad con las compañías eléctricas y telefónicas, que lo recurrirán alegando doble imposición con el Impuesto de Actividades Económicas y con el Impuesto sobre la Electricidad, además de generar fuertes diferencias entre CCAA (perjudiciales para Cataluña) en un mercado cada vez más integrado. Es éste un sector delicado que precisa siempre un tratamiento mucho más global que el que resulta de una normativa autonómica.
El Sr. Aragonés dijo que este Impuesto no se repercutirá a los abonados. Obviamente, esto es un brindis al sol, una declaración de postureo, como la que hizo el Gobierno central sobre el AJD de los Bancos. En un régimen de libre competencia y mercado (en el que se supone que vivimos) las empresas cobran a sus clientes los precios que pueden. Cuantos más costes soporten, mayor será el precio que tenderán a cobrar. Eso no hay quien lo pare. Con este tipo de medidas, lo normal en que todo sea más caro en Cataluña.
4. Impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos
Hemos hablado de este impuesto en otro artículo. Se empieza a pagar en 2020. Todos los residentes en Cataluña que sean propietarios de un coche (hasta 8 plazas), furgonetas (hasta 3.500 kilos) y motos deberán pagar el recibo que se les girará en noviembre de 2020, referido a la titularidad al final de 2019. Y así todos los años. En el primer año la cuota a pagar se suaviza un 20%.
Este es el primer impuesto creado por la Generalitat que va a ser de aplicación masiva: 3,5 millones de vehículos están afectados. La recaudación prevista es 155 millones de euros, lo que supone una media de 44 euros por vehículo. Es un impuesto original y exclusivo de Cataluña.
La gente no llevará bien pagar tantos impuestos por el coche: IVA e Impuesto de Matriculación al comprarlo; el Impuesto Municipal de Circulación, y ahora el de Emisiones, todos los años; y, obviamente, los fortísimos impuestos sobre la gasolina o el diesel. Y a casi todos les podemos dar una justificación medioambiental.
5. Impuestos sobre estancias en establecimientos turísticos
Este impuesto grava las pernoctaciones hoteleras en Cataluña. En 2018 recaudó 61 millones de euros. La reforma incrementa los tipos de gravamen, con lo que se estima un aumento de recaudación de 21 millones. En Barcelona, por cada noche en un hotel de 5 estrellas se pagarán 3,50 euros (en lugar de 2,25). En un hotel de 4 estrellas, 1,70 euros (en lugar de 1,10). En el resto de establecimientos, 1 euro (en lugar de 0,65).
Nunca he llegado a entender la razón de ser de un impuesto como éste. En mi opinión, la llegada de turistas al país equivale a la exportación de bienes y servicios. Gravar eso es como gravar la exportación (cosa que hace Argentina, por cierto). Va contra la política fiscal elemental que siempre fomenta las exportaciones: la exportación está exenta de IVA y al exportador se le devuelven todos los IVA soportados. Las incomodidades ciudadanas que el turismo masivo genera se pagan con la creación de empleo, el pago de seguridad social. el aumento de impuestos indirectos por el mayor consumo y el aumento de impuestos directos sobre los beneficios de las empresas. Por otro lado, no parece apropiado incrementar este impuesto en un momento en que se percibe una caída en el turismo que llega a Cataluña.
6. Dos nuevos impuestos (por si nos parecían pocos)
En la presentación del lunes se nos prometió la creación en 2020 de dos nuevos impuestos: uno sobre las Actividades Económicas que generan CO2 y otro sobre la Emisión de gases contaminantes por grandes buques en puertos catalanes. ¿Quién da más?
En nuestra opinión, este tipo de reformas fiscales van justamente en la dirección contraria de lo que Cataluña necesita en estos tiempos. Un aumento de impuestos en época de ralentización puede conducir a la economía hacia el empobrecimiento. Con medidas como las comentadas Cataluña seguirá perdiendo PIB en relación con Madrid.
Lo que Cataluña necesita es volver a ser atractiva para emprendedores e inversores. Y para eso es preciso un Govern estable que transmita confianza y seguridad y dedique su tiempo a gobernar en bien de todos.