Perpiñán, pequeña ciudad del sur de Francia de 125.000 habitantes, acogió con malestar el masivo mitin separatista de Puigdemont el pasado 29 de febrero por miedo a que éste propagase el coronavirus. Al menos, así lo atestiguaron las redes sociales —que se inundaron de mensajes de ciudadanos de la localidad que recelaban del acto— así como sus autoridades sanitarias —que hubieron de activar el estado de alerta en su servicio de Urgencias debido una concentración que reunió a 100.000 personas—. Ahora, aquellos temores podrían haberse confirmado, ya que la ciudad se ha convertido en el principal foco de la enfermedad en el sur del país.
Tal y como cuenta el diario Le Monde, este miércoles ingresaron en el Hospital de Perpiñán a 89 personas —26 de ellas en la unidad de cuidados intensivos— debido al virus del Covid-19. “Desde finales de la semana pasada, estamos en un situación de epidemia que ha entrado en un fase de crecimiento exponencial, en términos de número de casos y gravedad”, explica Hugues Aumitre, jefe de la sección de Enfermedades Infecciosas del centro. “Tenemos una proporción particularmente alta de casos graves en comparación con lo que hemos visto en otras partes del territorio”, añade.
Tres nuevos centros para atender a posibles infectados
Con tal de hacer frente a esta situación, el centro abrirá en breve doscientas camas y aumentará el servicio de reanimación a otras setenta. Asimismo, se han abierto tres centros hospitalarios en distintos distritos de la localidad para informar y atender a posibles afectados por el virus. En el distrito de Saint-Mathiu, cerca del centro de la ciudad, uno de estos centros recibió desde el martes a cien personas. Y ayer abrieron su puertas los otras dos unidades: una en el distrito de Saint-Jacques —que alberga a la comunidad gitana—y otra en el distrito de Vernet.
Perpiñán fue la primera ciudad francesa en establecer el toque de queda, que entró en vigor el pasado sábado 21 de marzo y que obliga a sus habitantes a permanecer en sus hogares entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana para evitar contagios. Durante esas horas, solo se permite salir a la calle debido a urgencias sanitarias. La ciudad —al igual que otras como Niza —se vio obligada a adoptar esta medida porque muchos ciudadanos no seguían la recomendación de quedarse confinadas en sus hogares.