Como "una sopa de ficción y paranoia" define uno de los históricos columnistas de The Washington Post, George F. Will, el argumentario promovido en los últimos años por el independentismo catalán. Lo hace en un artículo titulado Secesionistas catalanes sirven una sopa de ficción y paranoia y se pregunta "por qué se tragan los independentistas" estas "mentiras" que tienen como finalidad fomentar "el victimismo".
Will califica a los líderes separatistas de "demagogos" que "quieren destruir una nación" y de "traficantes de resentimientos populistas que avivan los sentimientos de victimización". Destaca que Cataluña tiene "considerable autonomía" y considera que el referéndum ilegal del 1-O tuvo "un resultado turbio", pues los independentistas nunca explican que solo votó el 43% del censo.
El columnista norteamericano enumera en su artículo algunas de las principales "mentiras" del secesionismo, como la de que "los catalanes tienen más proximidad genética con los franceses que con los españoles". Una frase firmada por el líder de ERC, Oriol Junqueras, en 2008. Will también anota como ficciones las afirmaciones de que "cada familia catalana envía anualmente a Madrid suficiente dinero como para comprar un coche" o que "las élites madrileñas desprecian a los catalanes". Una más: "Tener a cinco catalanes entre los 11 titulares de la Selección en 2010 fue un complot para subvertir la independencia de Cataluña al inspirar el sentimiento nacional".
Enseñanza y TV3
En su artículo, Will recuerda datos como que las escuelas de primaria y secundaria de Cataluña dedican "12 veces más horas a la enseñanza del catalán que a la del español". Algo que ya hizo también Franco, anota. Y añade que "la TV pública catalana es vista por el 84% de los independentistas y promueve la independencia".
George F. Will recomienda a los independentistas el primer discurso de Abraham Lincoln como presidente, después de que siete estados votaran separarse de EEUU: "La perpetuidad está implícita, si no se expresa, en la ley fundamental de todos los gobiernos nacionales. Ninguno de ellos tuvo alguna vez una disposición en su ley orgánica para su propia terminación". Lincoln también se preguntó si "un contrato puede ser pacíficamente deshecho por menos que todas las partes que lo hicieron". Algo que el columnista de The Washington Post niega en el caso catalán pues "Cataluña nunca fue una entidad soberana contratante".
El columnista concluye su artículo recordando que los catalanes votaron masivamente a favor de la Constitución de 1978, que declara "indivisible la nación". Y por ello, aunque cree que el movimiento independentista seguirá existiendo, tiene claro que España "no se romperá".