El Liberal - Sanidad

¿Qué protocolo ético siguen los médicos ante las situaciones límite?

Frente a las catástrofes, los recursos no se destinan a los pacientes que más lo necesitan sino a los que tienen más posibilidades de sobrevivir

  • Médicos en un hospital

En situaciones normales, los profesionales de la sanidad suelen guiarse de acorde a uno de los dos sistemas éticos imperantes en la actualidad. O bien por el sistema anglosajón, basado en la ética liberal y en el que predomina la autonomía del individuo —de ahí, por ejemplo, que en él sea tan importante el consentimiento informado del paciente—. O bien por el modelo llamado beneficiencia de máximos, que, enraizado en la tradición judeocristiana de la beneficiencia, considera clave otorgar los mayores recursos a quien más lo necesita —en este sentido, sin un paciente necesita un fármaco muy caro, se le administra igualmente—.

Ambos sistemas son válidos en un contexto de abundancia. Pero, ¿cuál seguir en casos de catástrofe? La respuesta es un tercer sistema denominado utilitarista, que se aplica cuando se produce una limitación extrema de recursos. En él, el valor principal es la utilidad: los recursos no se destinan a quien más los necesita sino que tiene más posibilidades de sobrevivir.

Por ejemplo, entre una paciente de 40 años con cáncer de mama y un año de esperanza de vida y otro de 50 años pero sin patologías previas y con buen pronóstico, se tratará preferiblemente al segundo. El objetivo no es el beneficio individual sino el social. Esto es, maximizar el número de vidas salvadas.

Triaje de guerra

Para conseguir dicho objetivo, en una catástrofe —que suele darse de manera puntual— se sigue el método de triaje que se emplea en las guerras. En éstas, el color verde se asigna a los pacientes leves; el amarillo, a los que son recuperables; el rojo, al paciente con el que se debe actuar; el negro, al que no es recuperable y se le seda; y, por último, el gris, reservado a los pacientes de más edad a los que solo se atenderá sin sobrase tiempo para ello.

Esta forma de seleccionar a los pacientes es poco conocida porque, afortunadamente, solo se aplica en escenarios excepcionales.

Ante la situación generada por la irrupción del Covid-19, los hospitales españoles se han visto obligados a afrontar paulatinamente medidas restrictivas basadas en esta filosofía. Por ejemplo, médicos de la Comunidad de Madrid relatan que las camas de la UCI no se reservan ya a los pacientes de más gravedad, sino a los que tienen por delante más años de vida recuperable. Asimismo, ya no se está dando tratamiento a los ancianos procedentes de las residencias.

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