Bienvendio Mascaray Sin, autor de Nosotros los Iberos (interpretación de la lengua ibérica) Vol.I, nació en Campo (Huesca) en 1937, en plena Guerra Civil española, la cual marcó su vida en buena parte. Maestro Nacional, licenciado en Derecho y director general de varias SS.AA. hasta su jubilación. En un camino de estudio y progreso constante publicó El misterio de la Ribagorza en el año 2000; De Ribagorza a Tartesos en el 2002; Baliaride. Toponimia, lengua y cultura en Les Illes en el 2004; en 2006 inició la serie Toponimia altoaragonesa, en el suplemento dominical del Diario del AltoAragón.
¿La lengua ibérica es comprensible?
Sí, he conseguido interpretarla, con rigor, con originalidad plena. Con ello se acaba con 500 años de un inmenso galimatías (vascoiberismo sí o no, la España del iri frente a la del briga, los genitivos plurales y las lenguas de flexión, las lenguas celtas, célticas y celtíberas, las traducciones de “pollo descabezado” tanto en toponimia como, sobre todo, en epigrafía…). Todo se resume en un camino de ida y vuelta. El de ida lo transitan los iberos que dan tres pasos: aglutinación, compresión y alteración. El resultado global es una construcción intelectual irreconocible, un engendro lingüístico que no sirve de punto de partida para la comparación externa ni para nada. Hemos mordido el anzuelo, sin excepción. Así, el camino de vuelta lo tenemos que recorrer nosotros, deshaciendo aquella construcción intelectual, deconstruyendo, hasta obtener las voces simples y, con ellas, el verdadero significado de todas las expresiones ibéricas, topónimos, antropónimos, etnónimos y párrafos de los textos epigráficos.
¿Cómo lo ha hecho?
Con reflexión y método. La lengua ibérica es de naturaleza aglutinante, es decir, la unión reglada de dos o más formas buscando siempre el acortamiento con disminución silábica. La regla primera y fundamental es la elipsis al final del primer término, por ejemplo: ordo (prado) + eze (verde) + a (el) nos da ord(o)eze, ordez(e)a y Ordesa, “el prado verde”, actualmente “La Pradera”. Cuando no es posible la elipsis actúa la yuxtaposición necesaria. Observemos: ordo + azi + a son 5 sílabas; Ordesa son 3; luego ha habido acortamiento con reducción silábica. Ordesa no figura en ningún diccionario morfológico; en cambio ordo, eze y a son tres formas propias del vasco antiguo.
¿Hay fenómenos fonéticos?
La lengua ibérica está regida por una enorme fuerza de compresión interna, que se manifiesta por los llamados fenómenos fonéticos de elisión, es decir, la eliminación de uno o varios sonidos de manera regular. Son en número de 9 y muy usuales. Se manifiestan habitualmente tras la aglutinación por elipsis, con lo que se incrementa el acortamiento y la diversidad respecto de las formas iniciales. Ejemplo: En la inscripción celtíbera llamada Tésera Fröehner se inicia con la palabra LUTAZ. Los iberos partieron de LUTO (profunda) + AZI (semilla); aglutinaron con elipsis: lut(o)azi, para, finalmente, aplicar el fenómeno fonético de elisión nº 1 -la caída de la vocal átona final, lutaz(i)-.
Por último, los llamados fenómenos fonéticos de simple alteración. Son en nº de 11 y, como los anteriores se estudian detalladamente en mi obra “Nosotros, los iberos”. No producen acortamiento pero dificultan aún más la identificación de las formas iniciales. Ejemplo: la necrópolis mallorquina de Son Real se asienta sobre una colina con gruesa capa de cascajos y guijos; pues bien, Real procede del ibérico LEAR, cascajo, guijo, que ha sufrido la metátesis o cambio de posición, por lo que queda como topónimo con R- inicial metatética (f. f. de simple alteración nº 2).
¿Una vez comprendidas las reglas y fenómenos de la lengua ibérica como sigue el proceso de descifrado?
Es llegado el momento de hacer “el camino de vuelta”. Contamos con todas las reglas y fenómenos utilizados por nuestros antepasados hasta producir el “engendro”. Asimismo, con un léxico ibérico muy amplio –pero incompleto por el momento -, de unas 3.000 voces extraídas de todas las expresiones ibéricas. Tomemos como ejemplo BARKENO, el nombre ibérico y primigenio de Barcelona. Empezamos por desaglutinar: BARK EN O. La forma primera, BARK, es lo que queda de BARKI, plantas o vegetales, tras sufrir la elipsis al final del primer término. EN es el comparativo de superioridad, más. La vocal final O es el testigo del adjetivo ON, buenos, tras sufrir el enmudecimiento de la consonante final (f.f. de elisión nº 9). Barken + on enlazan por yuxtaposición pues la elipsis, barke(n)on, produciría un resultado ininteligible. Traducción: “La que tiene más plantas o vegetales buenos”. Un estudio completo de este topónimo figuras en mi blog, página principal, toponimia, ibérica, B.
¿Para qué sirve la interpretación de la lengua ibérica?
La interpretación de la lengua ibérica no es, ni mucho menos, una discusión sobre el sexo de los ángeles. Produce efectos tonantes y trascendentales. Simple mención al fin de la vergüenza que supone la incapacidad de entender la lengua de nuestros verdaderos antepasados; o a la identidad de la lengua ibérica con el vasco antiguo y las consecuencias de todo tipo que de ella se derivan; o a la demostración del infundio del “pueblo celtíbero” y de su lengua; o a la necesidad de suspender los estudios de Filología en varias de sus ramas; o al verdadero significado de la aparición de Roma en la Península, de “La Bestia”, como la bautizaron nuestros ancestros; y varios más.
Pasando de largo por infinidad de hallazgos lingüísticos, por la pervivencia en nuestras lenguas vivas de más de 300 voces ibéricas, por la explicación del significado de infinidad de nuestros apellidos vinculados a la toponimia ibérica, me detengo en tres curiosidades tan antiguas como llamativas:
- Estepa, el nombre de la ciudad famosa por sus dulces, significa “dulces cortados”.
- Alcoi, famosa por sus paños, era el “sitio o lugar de los paños”.
- Guijo-Guijuelo, con denominación de origen, vale por “la carne magra de los cuartos traseros” simplemente, “el jamón”.
Por encima de todo, incluso del logro cultural que supone la interpretación de la lengua ibérica, está el descubrimiento de una maravillosa civilización que arranca del VIII milenio a.C., yugulada por La Bestia romana, pero cuyas esencias (religión, ética, moral, trabajo y pensamiento) deben enorgullecernos. Es deber nuestro conocerla y restaurar sus esencias, sin divisiones ni escisiones. Tenemos que mejorar España –labor común – sin sombra de supremacismo, egoísmo ni cobardía. ¿Qué español no puede sentirse identificado con la idea y sentimiento de la libertad que proclama la Escudilla de Plata de Tivissa (Tarragona)?. Dice así (deconstruído): POK UDI IDI BAZ. SANO IN. IRINZ-TO. UR GEZA EDI GEZAL. Traducción: “Con el aro de hierro que le sujeta al yugo, el buey pace. Parece triste. Lanza un gran mugido. Hasta el agua dulce encuentra salada”