El ex presidente y eurodiputado fugado Carles Puigdemont ha exigido este jueves a la Generalitat que desobedezca al Estado y ordene de una vez el confinamiento total de Cataluña. "Ninguna autoridad competente", ha dicho en un mensaje enviado a los catalanes a través de su canal de Youtube y en calidad de presidente del Consell per la República, "puede menospreciar la vida de la gente desautorizando las medidas que salvan vidas, como las que propone el Govern".
Puigdemont ha recordado a Quim Torra que cuenta para esta desobediencia con "el consenso del mundo local", en referencia a los numerosos alcaldes que en los últimos días han mostrado en público su apoyo a la medida anunciada hace dos semanas por el presidente autonómico y que no se ha puesto en marcha por el rechazo del Gobierno central. Torra, de momento, reclama a diario al Estado el permiso para decretar el cierre de Cataluña. Sin embargo, no se ha atrevido a desobedecer y nada indica que lo vaya a hacer.
Discurso catastrofista
En un discurso notablemente catastrofista, Puigdemont, sin embargo, ha asegurado que "hay una esperanza cierta y racional" basada en "la poderosa capacidad de los profesionales sanitarios", "la actitud de la mayoría de la población" y la "confianza en la investigación y la ciencia".
El ex presidente ha asegurado que nadie podía prever "hace 15 días o tres semanas" que el coronavirus iba a poner en jaque "los pilares sobre los que hemos construido parte de nuestra forma de vida", en referencia a la salud y el trabajo. "El temor por la salud y el trabajo", ha dicho, "está presente en todos los hogares y se suma también el miedo a perder libertades que han asegurado una convivencia en paz y prosperidad". Una advertencia, la de la pérdida de libertades, que no es coherente con la petición del confinamiento absoluto, que, en cierto modo, es equiparable a un estado de excepción.
Puigdemont ha concluido su discurso deseando "mucha suerte a todos", reconociendo el trabajo de los profesionales que están "en primer línea" y de la sociedad y asegurando que, tras esta crisis, será necesario "encontrar un país que pueda redirigirse". Un país formado por una "sociedad que pueda reconstruirse sobre los valores que nos han hecho ser como somos, la solidaridad y la fraternidad".