Ni siquiera la comunidad científica tiene claro si, en la lucha contra el coronavirus, es más recomendable un confinamiento parcial como el que tenemos ahora mismo en España o el total, que reclaman, entre otros, el presidente de la Generalitat, Quim Torra. En el entorno más cercano, solo Italia acaba de aprobar la cuarentena total para afrontar la situación creada en el país por la pandemia. Sin embargo, el decreto de actividades económicas permitidas durante las próximas semanas a los italianos hace dudar de que se trate realmente de una medida tan restrictiva como parece. Nada que ver con el que aún está vigente en la ciudad china de Wuhan y que, afectando hasta hace poco a la provincia de Hubei, ha tenido repercusiones internacionales en, por ejemplo, la falta de suministros para determinadas industrias.
Lo cierto es que, aunque el confinamiento sea absoluto, la necesidad de mantener en marcha las industrias esenciales, como la alimentaria o la sanitaria, provoca que aún un gran número de personas tenga que acudir diariamente a sus puestos de trabajo para que el país no entre en el colapso total. Si se comparan los decretos de Italia con el que actualmente rige en España, la realidad es que no hay tanta diferencia entre lo que significa un confinamiento total y otro parcial. Italia, por ejemplo, ha prohibido expresamente la apertura de comercios no vinculados a la alimentación o la sanidad durante, al menos, 30 días, mientras que en España se ha hecho exactamente lo mismo en ese sentido sin llamarlo confinamiento total. Los italianos, hasta esta semana, podían, por ejemplo, salir a hacer deporte o pasear, algo que el decreto español prohíbe expresamente desde el primer día.
Y como que las industrias alimentaria y sanitaria, como otras consideradas también esenciales en estos momentos, precisan, a su vez, de diferentes servicios para seguir en funcionamiento, está claro que la actividad económica no se paralizaría totalmente de ninguna manera bajo un estado de confinamiento total. Es evidente, sin embargo, que el confinamiento, sea total como el italiano o parcial como el español, afecta económicamente sobre todo al sector servicios y, en particular, a todo aquello relacionado con la cultura, el ocio y el turismo.
Confinamiento y tests
Así las cosas, no parece que entre una medida y otra haya tantas diferencias. Sin embargo, desde la comunidad científica sí entienden que la adopción de una u otra tendrá consecuencias distintas para los ciudadanos. Un estudio internacional en el que participan, entre otros, las universidades Carlos III (Madrid), la de Zaragoza y el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), apunta que el confinamiento total no es suficiente para frenar la pandemia si no lleva aparejadas otras medidas como la realización de tests a toda la población o el aislamiento diferenciado de los contagiados y de sus contactos. De hecho en los países con más éxito en la lucha contra la pandemia como Corea , Taiwan o Singapur o la propia Alemania, no se ha procedido ni tan siquiera al confinamiento parcial que ha decretado España.
Este estudio, basado en modelos matemáticos y datos reales del flujo de movimientos de individuos, concluye también que será necesario tomar medidas después del brote porque, de no hacerlo, podría volver a producirse. "Nuestros modelos nos indican que, en casi todos los escenarios, una nueva ola de infecciones es muy probable", explica Yamir Moreno, físico teórico, coautor del estudio y responsable del COSNET de la Universidad de Zaragoza. En su opinión, la conclusión fundamental "es que se deben combinar políticas de contención pasivas con otras más agresivas", según recoge Europa Press.
'Lockdown' total
Para otros científicos, el confinamiento total es imprescindible para frenar la pandemia. En este caso, un grupo de 70 expertos ha emitido un comunicado en el que muestra su preocupación porque las medidas tomadas hasta el momento en España "aun cuando en la buena dirección", no han sido suficientes para conseguir que el crecimiento exponencial actual pase a ser sub-exponencial". Para estos científicos, "la elevada cantidad de personas asintómaticas y la relevante transmisibilidad presintomática son algunas de las barreras para frenar el incremento de casos".
A esto suman que la estructura de edad de la población española, en la que el 18% supera los 65 años, "incrementa notablemente el riesgo de complicaciones y mortalidad". Por ello consideran que el confinamiento parcial ordenado por el Gobierno no es "suficiente para evitar el colapso del sistema sanitario y, en consecuencia, la morbilidad y mortalidad del Covid-19" aumentan.
Este grupo espera que, en las próximas semanas, se incremente notablemente el número de casos y creen que "el riesgo de saturación del sistema de salud es muy alto". Por ello apuestan por una restricción total de la movilidad, además de "un incremento del número e intensidad de intervenciones preventivas no farmacológicas". Entre sus recomendaciones se encuentran el aislamiento de casos, la cuarentena de contactos, el distanciamiento social de personas de más de 70 años y de toda la población y el cierre de escuelas y universidades. Medidas que ya están en funcionamiento desde la entrada en vigor del Real Decreto de estado de alarma.
Pero van más allá al afirmar que en el nivel máximo de la pandemia es necesario el "bloqueo o confinamiento total", fórmula adoptada por China cuando en Wuhan comprobaron que la entonces epidemia se les había ido de las manos y que permanecerá vigente hasta el próximo 8 de abril.
Para estos científicos, lo ideal sería establecer niveles de confinamiento por zonas, en función de la intensidad de los brotes. De este modo, plantean que lugares como Madrid, País Vasco o Cataluña, donde el brote es especialmente fuerte, deberían ser totalmente cerrados durante dos o tres semanas, con excepción de los servicios básicos esenciales. Este sería el funcionamiento en lo que llaman Zona A. En la B, el confinamiento debería ser parcial, lo que significa que se permitiría un 50% de la actividad laboral y un 25% del transporte