En contraste con la lentitud e ineficacia con la que los políticos catalanes y españoles —así como de otros países occidentales— han manejado la crisis del coronavirus, Corea del Sur constituye un ejemplo de eficacia frente a la pandemia. Los datos hablan por sí mismos: con más de 50 millones de habitantes, en el país se han detectado 9.000 casos, de los que tan solo han fallecido 120. En una entrevista concedida en la BBC al periodista Andrew Marr el pasado 15 de marzo, la ministra de exteriores coreana, Kang Kyung-hwa, ha explicado las claves de su éxito en la lucha contra la pandemia.
“Nuestra prioridad ha sido actuar con transparencia y mantener a la población informada”, ha explicado. “Gracias a esta política, y un sistema de sanidad robusto, nos hemos ganado la confianza y el apoyo de los ciudadanos. De este modo, hemos logrado estabilizar la curva de contagios: el número de casos positivos ya es más pequeño que el de aquellos que se han restablecido y están sanos”, ha relatado Kyung-hwa.
Los test masivos, fundamentales
Tal y como explica el presentador en la entrevista, el país ha apostado por los test masivos. Así, han estado realizando unas 20.000 pruebas al día, en un esfuerzo considerable para un país del tamaño de Corea del Sur. Según su ministra de exteriores, dichos test son “fundamentales porque nos conducen a una detección temprana de la enfermedad, lo que minimiza su expansión y permite tratar rápidamente a los afectados. Esto explica que nuestra tasa de mortalidad sea tan baja”. La ministra cuenta que decidieron aplicar los test con rapidez después de que China hiciera publica la secuencia genética del virus a mediados de enero. “Pusimos esta información en manos de los investigadores y de las empresas farmacéuticas. Gracias a ello, fuimos capaces de producir el equipo necesario para efectuar las pruebas. A día de hoy, hemos realizado un cuarto de millón”, describe.
Asimismo, en lugar de apostar por el confinamiento como otros países, resolvieron monitorizar a las personas contagiadas a través de una app. Esta aplicación ha permitido a Corea controlar la localización de los contagiados en todo momento. “Hemos sido muy cuidadosos al respecto, impidiendo que saliera del país cualquier ciudadano aquejado de síntomas”, ha afirmado. Por último, y tras lamentar los episodios racistas que se han producido en otros países hacia personas orientales, ha defendido la importancia de compartir su ejemplo con el resto del mundo: “Es crucial que colaboremos todos juntos. Tal vez no sea la última vez que nos enfrentemos a un agente patógeno de estas características”.