El consejo de administración de Nuclenor, la sociedad que explota la central nuclear de Garoña (propiedad de Iberdrola y Endesa), ha decidido no presentar un recurso de reposición ante el Ministerio de Industria ante la negativa del departamento de José Manuel Soria, hace un mes, a ampliar el plazo para que la empresa pidiera la prórroga de la central.
Nuclenor tenía hasta mañana para presentar ese recurso, que le habría permitido ganar tiempo mientras se aclara el marco regulatorio de las nucleares. El Ministerio denegó el pasado 4 de septiembre a la empresa su petición para ampliar el plazo de solicitud de la prórroga, después de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) lo desaconsejara por considerar que “afectaría negativamente” al rigor de las inspecciones necesarias para la renovación de la licencia.
Entonces, Nuclenor argumentó que no estaba “en condiciones de solicitar la renovación” de la autorización de explotación de la central, al desconocer en ese momento “cómo le afectarían las nuevas condiciones que podrían establecerse para la actividad de generación nuclear en el marco de la reforma energética”, entonces pendiente de aprobación.
Dicha reforma, una batería de impuestos al sector eléctrico para combatir el denominado déficit de tarifa, fue anunciada finalmente el pasado 14 de septiembre, con sensibles variaciones respecto al borrador inicial que, según Endesa e Iberdrola, llevaba a Garoña a pérdidas. No obstante, está pendiente que se clarifique el impacto de la reforma sobre la generación nuclear y la gestión de los residuos, a los que se aplicará una nueva tasa (el proyecto de ley acaba de entrar en el Congreso para su tramitación y no estará en vigor hasta enero).
Al impacto de esa reforma habrá que sumar las cuantiosas inversiones que requerirá la central para cumplir con las exigencias de la UE tras el desastre de Fukushima (Japón).
Fuentes próximas a Nuclenor insisten en que el futuro de Garoña “no depende de la reunión de hoy”. No obstante, si nada cambia, la central se cerrará en julio del año que viene. Nuclenor ha visto cómo Endesa e Iberdrola convierten Garoña en un arma para lanzar un pulso al Gobierno, que apostó por revocar el cierre decretado por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y se ha quedado sólo defendiendo la continuidad de Garoña. La central todavía tiene una vía, la judicial. Pero esta parece, a priori, mucho más compleja.
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