Si las exigencias de capital básico para la banca pasaran del actual 5% al 7% e, incluso, al 9% como defienden algunas voces, la situación para España podría sería explosiva. Y el PP no quiere heredar un escenario tan catastrófico, de ahí que su cúpula esté poniendo toda la carne en el asador para convencer al Gobierno de la necesidad de ser firmes ante los dictados que intenta imponer el Fondo Monetario Internacional.
Este jueves, las presiones directas a Elena Salgado no han procedido solo de la dirección del PP. Convergencia i Unió y el Partido Nacionalista Vasco, trasladando las preocupaciones que les han transmitido Caixabank y las cajas de ahorro vascas, también han puesto en alerta a la vicepresidenta económica sobre lo que se juega España en el Consejo Europeo del domingo. El portavoz vasco en el Congreso, Pedro Azpiazu, ha sido el más contundente al hablar en público. “Las nuevas exigencias de capital les puede dejar tranquilos a los alemanes, pero a nosotros nos debe preocupar sobremanera. Si le sumamos que las entidades pueden llegar a considerar que parte de la deuda española o italiana ha de ser provisionada en un 20%, amén del 40% de la de Irlanda y Portugal y más del 50% la de Grecia, podemos estar cerca del abismo”.
La tibieza con la que Zapatero ha defendido hasta ahora los intereses de España en Bruselas no solo asusta a la oposición sino que inquieta también a su propio partido. Sin ir más lejos, este jueves Felipe González ha emplazado al presidente del Gobierno a plantar cara a Alemania sin mayores miramientos, haciéndole ver los esfuerzos que hace España para reducir el déficit y la falta de contrapartidas que recibe por ello.
Vascos y catalanes se han abstenido junto al PP en la votación del decreto que reunifica los tres fondos de garantía de depósitos y han aprovechado su presencia en la Diputación Permanente del Congreso para sumarse también a la ofensiva contra el gobernador del Banco de España. En opinión de los dos grupos nacionalistas, Miguel Ángel Fernández Ordóñez no se ha enterado de que los dirigentes de algunas cajas “estaban robando, aunque sea legalmente, cantidades ingentes de dinero”. Además, en su opinión ha gestionado el proceso de las cajas “a trompicones y sin avisar de las debilidades del sistema financiero”. No vale decir ahora que la CAM es lo peor de lo peor y fumarse un puro, le ha reprochado el PNV al gobernador. Mafo ha perdido todos los apoyos políticos, si es que en realidad alguna vez los tuvo.