En Génova, 13, la sede nacional del PP, hay una larga lista de espera para los diplomáticos que han pedido entrevistarse con Jorge Moragas o con Miguel Arias Cañete, los dos dirigentes del partido más solicitados por quienes aspiran a un puesto de relevancia con el nuevo Gobierno en el área de Exteriores o, sencillamente, a consolidar su destino en la embajada que ocupan. Algunos de estos diplomáticos que buscan medrar en el nuevo ciclo político que está a punto de abrirse han desempeñado puestos de responsabilidad en la etapa socialista y, en ocasiones, han aprovechado la presencia de Mariano Rajoy en actos institucionales para presentarle sus credenciales.
Mientras las llamadas más o menos discretas de numerosos embajadores a las puertas del PP han arreciado desde que Zapatero decidió anticipar las elecciones a finales de julio, la ministra Trinidad Jiménez no ha tenido empacho en renovar desde enero pasado más de medio centenar de embajadas y también varias direcciones generales de gran relevancia en el departamento que dirige. Entre las primeras destacan las de India, Rusia, Roma, Luxemburgo, Irán y Qatar. Entre las segundas, figuran la dirección general de Política Exterior, el tercer puesto en importancia dentro del Ministerio, y la dirección general de Asuntos Consulares. Curiosamente, ambos destinos han recaído sobre dos diplomáticos bien relacionados con el PP como son Santiago Cabanas, ex jefe de Gabinete de Abel Matutes en Exteriores, y María Victoria Morera, antigua ayudante de Ana Palacio en el mismo cargo. A poco más de dos semanas de las elecciones, Jiménez ha tenido el detalle de no cubrir, de momento, las vacantes existentes en las direcciones generales de Iberoamérica y África.
Entre los mejor colocados en estos momentos para la cartera de Exteriores se cita a Miguel Arias Cañete y al eurodiputado Íñigo Méndez de Vigo, ambos estrechamente ligados a Mariano Rajoy. Fuentes del PP anticipan que el nuevo titular de la cartera, sea quien sea, no entrará como un elefante en una cacharrería y evitará hacer una escabechina entre los últimos nombramientos, pues se impone “analizar caso por caso”. Está en juego la imagen internacional de España y habrá que cuidarla en una coyuntura tan convulsa, por lo que el relevo de algunos de estos embajadores será gradual. No sucederá así, en cambio, con los nombramientos más 'políticos’, y en esta lista se incluyen los nombres de Rafael Estrella, en Argentina, Silvia Iranzo, en Bélgica, y Luis Planas como representante permanente ante la Unión Europea. Estrella fue diputado nacional del PSOE, Iranzo fue secretaria de Estado de Comercio a las órdenes del ministro Miguel Sebastián y Planas fue diputado socialista y ex director de Gabinete de Pedro Solbes en su etapa en Bruselas. Ninguno de los tres es diplomático.
Estas tres legaciones están colocadas en una diana preferente, junto a embajadas de primer rango como son las de Estados Unidos, Alemania, París, Londres, Marruecos y las legaciones de los principales países emergentes. Según las mismas fuentes, los cambios aquí no se harán esperar.
En la cúpula del PP no ha sentado nada bien la siembra de embajadores que ha hecho Jiménez en el último minuto de la legislatura, pero tampoco se ha hecho un ruido excesivo debido a la buena relación que mantiene la ministra con los responsables de Exteriores del primer partido de la oposición. A fin de cuentas, advierten las mismas fuentes, los embajadores pueden ser cesados mediante real decreto al día siguiente de su nombramiento ya que son cargos de libre designación, algo que no ocurre, por ejemplo con los cónsules o los consejeros de embajada ya que son designaciones que pasan por la Junta de la Carrera Diplomática.
En el primer tiempo de la nueva legislatura, el nuevo Gobierno tampoco tendrá las cosas fáciles para cesar a los representantes en algunos organismos internacionales, como es el caso de Javier Sancho, un hombre de Miguel Ángel Moratinos destinado en la Organización de Estados Americanos (OEA), o de Bernardino León, hasta hace poco mano derecha de Zapatero en La Moncloa y desde el verano pasado enviado de la UE para el sur del Mediterráneo. Se trata de destinos que no dependen en exclusiva del Gobierno español.