Según ha podido saber Vozpópuli, el consorcio tenía de plazo hasta mediados de la semana pasada para lograr la financiación necesaria con el fin poner en marcha la concesión, consistente en la construcción y operación del tramo La Serena-Vallenar, de 187 kilómetros, correspondiente a la autopista Ruta 5, que recorre el país austral de norte a sur.
Pero los esfuerzos fueron baldíos ante las dificultades que presenta actualmente el sistema crediticio mundial, lo que ha obligado al Ministerio de Obras Públicas chileno a tomar cartas en el asunto.
De esta forma, la operativa del tramo será nuevamente licitada mientras que el consorcio español deberá pagar la mayor multa impuesta nunca en Chile en relación con una concesión: 10 millones de dólares, que serán destinados a la mejora y conservación de infraestructuras públicas.
De nada han servido las argumentaciones del consorcio español, basadas en un informe preparado por la entidad que le ha asesorado en la operación, Scotiabank Chile, en el que se reflejaba que el valor de la concesión se había incrementado cerca de un 30% sobre lo inicialmente previsto. El inicio de las obras estaba previsto para el primer trimestre del próximo ejercicio, por lo que se espera que el Ministerio de Obras Públicas ponga en marcha la nueva licitación en breve.
Esta circunstancia dará una segunda oportunidad a aquéllos que compitieron con el consorcio formado por Azvi y Copasa, entre los que se encuentran dos empresas también españolas, que acudieron en solitario a la licitación.
Una de ellas es Sacyr Vallehermoso, que acude a través de su filial local Sacyr Concesiones Chile y que obtuvo ya dos concesiones de carreteras en el país latinoamericano a comienzos del presente ejercicio. La otra es OHL Concesiones. Ambas lucharán con dos consorcios formados por compañías de la región para hacerse con la nueva licitación.
Copasa y Azvi son dos de las más destacadas constructoras españolas dentro de las de mediano tamaño. La primera forma parte del grupo que acaba de obtener el contrato para la segunda fase del tren de alta velocidad entre La Meca y Medina, en Arabia Saudí, lo que le reportará una cartera de obras superior a los 600 millones de euros. Además, la compañía gallega es una de las que más ha crecido en los últimos años gracias a la obra pública licitada en España.
Mientras, Azvi también se configura como una de las empresas emergentes del sector, con una amplia presencia en Andalucía, donde tiene la sede, y que busca su expansión internacional con contratos como el que buscaba en Chile y que, finalmente, no ha podido obtener.