A 150 euros asciende la factura pagada por el Ministerio de Defensa por la publicación el martes en El Mundo de una minúscula esquela donde se da cuenta de la muerte del sargento primero Joaquín Moya, fallecido el domingo durante un ataque insurgente en Afganistán. El episodio resultaría anecdótico si no fuera porque se eligió la tarifa más barata de publicidad, tacañería que hizo que la esquela pasara desapercibida y casi tuviera que emplear la lupa quien tuvo la oportunidad de encontrarla.
Un día antes, la ministra Carmen Chacón viajaba a Afganistán con un nutrido séquito de su departamento para rendir honores al soldado muerto. Entre los acompañantes figuraba su fotógrafo particular, un funcionario de las Fuerzas Armadas cuyo trabajo está siendo utilizado en los últimos meses, al menos esa es la sensación que tienen muchos de sus compañeros, como elemento indispensable de la campaña de autopromoción personal en la que se encuentra inmersa Chacón desde que aspira a hacerse con el liderazgo del PSOE.
Tan grande ha sido el malestar que ha originado la cicatería del Ministerio de Defensa, que este miércoles se publicaba otra esquela un poco mayor en el mismo diario con el fin de apaciguar los ánimos y enterrar la polémica que esta actuación ha provocado entre numerosos miembros de las Fuerzas Armadas. La esquela en cuestión reza así: Don Joaquín Moya Espejo…Muerto en acto de servicio en Afganistán…El jefe de Estado Mayor y todos los componentes del Ejército de Tierra…Ruegan una oración por su alma.
