El poeta, crítico y ensayista español Luis Antonio de Villena ha dedicado mucho tiempo de su vida a estudiar la homosexualidad en la obra de Federico García Lorca. Han pasado 75 años de la trágica muerte del autor de Poeta en Nueva York y queda todavía mucho por reflexionar con respecto a la importancia histórica y literaria del granadino.
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Por esta razón, este jueves, desde las 10 hasta las 21, en la Casa de América de Madrid, se reunirán un grupo de especialistas en el I Encuentro Internacional de Escritores: Lorca, viajero por América. Luis Antonio de Villena, que participará para hablar de la homosexualidad de García-Lorca, ha conversado con Vozpópuli sobre la vigencia literaria e histórica del integrante de la Generación del 27.
-¿Cómo habría sido Federico García Lorca de haber vivido en un país normalizado, la España de hoy, por ejemplo?
-Si hubiera vivido en un país sin el trauma de la Guerra, no sería un mito pero seguiría siendo un gran poeta. Ha sido un emblema de la poesía española, incluso exageradamente. Durante muchos años, Lorca fue una especie de involuntaria presa que impedía que llegara la poesía más nueva. Eso ya se ha superado.
-No deja de ser trágico también que Federico García Lorca no haya podido ver publicado Poeta en Nueva York, el que hoy se considera uno de sus mejores libros.
-No lo vio porque no quiso. Es verdad que antes de su muerte no se publicó el libro, pero sí los poemas. Uno de los más emblemáticos, Oda a Walt Withman, en 1935.
-¿Estaba preparada la España de su época para leer a Lorca?
-La minoría culta sí. Pero la España de los años 20 era un país pobre, atrasado, rural, muy influenciado por la iglesia. Eso sí, las ciudades estaban preparadas para todo. Bueno, para casi todo menos para la homosexualidad, y aun así, Cernuda publicó poemas de carácter más homosexual que los de Lorca y no pasó nada.
-Se ha dicho ya, muchas veces, que la homosexualidad pudo ser una de las razones de su muerte.
-Es una vox populi que se ha ido trasmitiendo y, según la cual, al momento de fusilar a Lorca alguien dijo: ‘A este lo matan por rojo y por maricón’. Sólo por maricón no fue, porque hubo homosexuales de la derecha, por ejemplo, Jacinto Benavente. Todo el mundo sabía que era homosexual y sin embargo no tuvo ningún problema. A Lorca le matan, en primer, lugar porque era de izquierda (había firmado el manifiesto del frente popular en el 36) y porque era homosexual. Es decir, lo matan por rojo y además, por maricón. Hay que meter las dos cosas juntas.
-¿La Guerra Civil ha limitado nuestra visión de Lorca?
-Sería hora de ir cerrando todo esto. Lo de la memoria histórica está bien, pero tampoco se pueden alterar las circunstancias de la historia. Lo histórico de Lorca está en la fosa común, ésa era la barbarie de la guerra y por tanto la familia hace bien en dejarlo ahí.Así que si enterraran a Lorca y le hicieran un monumento, sería una ridiculez.
-Vista 75 años después, ¿qué significa hoy la muerte de Federico García Lorca?
-Fue un mal paso. Fue un drama que ocurrió en agosto de 1936, a muy poco de comenzar la guerra. Lorca abre la tragedia de la Guerra Civil y Machado la cierra, porque muere al final. Esas dos cosas los convirtieron en mitos. Lorca tiene el dramatismo de que lo fusilaron, Machado murió en una cama de un hostal… Pero los dos son el inicio y el final de una tragedia.