En concreto, BAA se vio obligada el pasado miércoles a cancelar una emisión de bonos denominados en libras con un vencimiento de 12 años, con un precio que oscilaba los 400 puntos básicos. El motivo se basó principalmente en las complicadas circunstancias que presentan actualmente los mercados, en continuas turbulencias por las noticias en torno al futuro de la zona del euro y de países como Grecia e Italia.
Una mala noticia también para los bancos que estaban al frente de la emisión, entre otros Royal Bank of Scotland y Barclays, que tuvieron que tomar la decisión de dejar la emisión para otro momento.
Las emisiones de bonos han sido un instrumento habitual empleado por BAA para proceder a la refinanciación de su elevada deuda. El hecho de que las circunstancias del mercado compliquen este tipo de operaciones podría derivar en problemas para Ferrovial, en tanto en cuanto buena parte de su endeudamiento procede de la operación de compra del gestor aeroportuario, en la primavera de 2006.
Por entonces, Ferrovial pagó algo más de 12.000 millones de euros por la que fue, en su día, una de las joyas de la corona de Reino Unido, que llegó incluso a disfrutar de la denominada acción de oro, antes de que fuera prohibida por la Comisión Europea.
Lucha con Competencia
Sin embargo, desde entonces la apuesta de Ferrovial por Reino Unido ha distado en buena medida de ser un camino de rosas. La batalla con las autoridades de Competencia continúa vigente desde entonces y, de hecho, actualmente Ferrovial busca comprador para el aeropuerto de Edimburgo, el mayor de Escocia y uno de los principales activos de la cartera de BAA.
Los bonos de BAA tienen una calificación crediticia de triple B otorgada por la agencia Moody’s, lo que le sitúa aun en el grado de inversión.
Reino Unido es uno de los principales mercados internacionales para Ferrovial, que también está presente en el país a través de la compañía de servicios Amey, que controla al 100% y con su división de construcción, Ferrovial Agromán que, entre otros trabajos, se está encargando de levantar la nueva terminal del aeropuerto londinense de Heathrow, el principal activo de BAA.