España

La intervención del Valencia frena la venta de sus participadas, pese al interés comprador

La intervención del FROB, que relevó al consejo del Banco de Valencia el pasado 21 de noviembre, tiene paralizadas algunas operaciones corporativas, pese al interés de numerosos inversores por varias de las compañías participadas. Concretamente, por Aguas de Valencia, Nordkapp y Medwind. Desde Bankia reconocen la expectación que levanta esa cartera de inversiones, pero en el FROB señalan que “todavía es prematuro” manifestarse sobre si venderían alguna en el caso de que apareciera alguien presionando y con el dinero sobre la mesa.

La intervención del FROB, que relevó al consejo del Banco de Valencia el pasado 21 de noviembre, tiene paralizadas algunas operaciones corporativas, pese al interés de numerosos inversores por varias de las compañías participadas. Concretamente, por Aguas de Valencia, Nordkapp y Medwind. Desde Bankia reconocen la expectación que levanta esa cartera de inversiones, pero en el FROB señalan que “todavía es prematuro” manifestarse sobre si venderían alguna en el caso de que apareciera alguien presionando y con el dinero sobre la mesa. Lo malo es que algunas de estas firmas tienen paralizada su gestión o, al menos, está muy distorsionada, debido a la intervención que sufre uno de sus accionistas de referencia.

En el caso de Aguas de Valencia, hay una batalla soterrada entre el equipo gestor que lidera Eugenio Calabuig  y  la francesa Suez. La cúpula de la empresa de aguas ha tenido histórica sintonía con José Luis Olivas y demás ejecutivos del Valencia como Domingo Parra (ex CEO del banco), así como con personalidades relevantes de la zona entre los que se cita a Eduardo Zaplana.

En mercado, señalan que entre esa élite se diseñó una operación para que la empresa se mantuviera en manos valencianas. Así, la operadora de aguas está controlada al 51% por Inversiones Financieras Agval, en la que en su día figuraron Luis Batalla o Vicente Boluda, y en la que está recogido el 30% en poder del Valencia. Lo demás, está controlado por la cúpula de la compañía. Los galos de Suez Environnement tienen un 33% de la empresa, siendo, curiosamente, el principal accionista, y sueñan con hacerse con el control de Aguas de Valencia, para dominar así la franja mediterránea española, al tener ya Agbar (Barcelona) y, a través de esta, Aquagest (Alicante).

Sin embargo, los franceses no tienen presencia en el consejo y Eugenio Calabuig ha dejado muy claro siempre que no les cederá derechos políticos, al ser considerada un operador de la competencia.

La propia Agval quiere hacerse con el paquete del Banco de Valencia y Calabuig ha dicho que cuenta con el dinero para ello, aunque la operación, de momento, tendrá que esperar. La de Suez también, por supuesto.

La firma gala quiere tener una presencia muy activa en España y ha manifestado también su interés por acudir a la privatización del Canal de Isabel II. Aun así, podría encontrarse con que maneja el 60% de la empresa de Valencia pero no tiene presencia en los órganos de mando.

Urgencia

Por su parte, el banco privado Nordkapp (casi al 100% del Banco de Valencia) maneja ofertas de entidades, tanto nacionales como internacionales aunque, según ha podido saber Vozpópuli, sus fundadores también están por la labor de recomprarla y gestionarla como grupo independiente. Si en 2004, ejecutivos como Enrique Lucas o Pedro Taberna pusieron los cimientos de un grupo al que se unieron otras firmas como Ibersuizas, ahora estos querrían rescatar de nuevo la compañía.

Hace dos años, Banco de Valencia se hizo con la práctica totalidad del capital y pagó a sus accionistas con acciones del propio banco, por un importe que rondó los 18 millones de euros. De esta manera, hicieron una operación ruinosa, ya que la cotización ha ido en picado, cuando a mediados de la pasada década era uno de los valores rutilantes del mercado; una de esas perlas de mediana capitalización que, sin embargo, tuvieron una trayectoria espectacular. Banco Pastor fue otro caso similar.

Ahora, con la entidad muy atacada por la competencia, que sabe que unos clientes en manos de un banco intervenido no deben estar del todo tranquilos, cada día que pasa supone dejar que se deprecie más la entidad.

El último caso es el de la eólica Medwind, probablemente la joya de la corona de la cartera industrial del Valencia. Sobre la misma hay mucho interés inversor, aunque hay enorme discreción al respecto. En Bankia consideran que no habría el menor problema en colocar el paquete del banco, aunque es algo que tampoco será rápido.

En el FROB señalan que “no se puede anticipar nada a este respecto”. Posicionarse sobre un proceso que todavía no ha comenzado es prematuro. Otras fuentes cercanas a las compañías implicadas temen que no pueda adoptarse ninguna decisión antes de Semana Santa, aunque está en medio el juego de mayorías en Aguas de Valencia o el futuro de Nordkapp.

Inversores parece que no faltan, sin olvidar el sempiterno fondo de capital riesgo Atitlán, impulsado por Juan Roig, que siempre mira con mucho interés todo lo valenciano. El tiempo es una variable importantísima, pero si se demoran en exceso las decisiones puede cundir el desánimo entre los potenciales compradores.

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