El Consejo de ministros que se celebra hoy, del que se espera la primera batería de medidas del nuevo Gobierno para alcanzar los objetivos de déficit, está sopesando una reforma del IRPF, con un incremento de carga para las rentas más altas, algo que vendría impulsado por Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Álvaro Nadal, responsable de la Oficina Económica de Presidencia, aunque no es bien visto por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
La medida tendría más de efectista que de efectiva, ya que gravar más a las rentas altas tiene un impacto muy leve en la recaudación. Para que realmente lograra incrementar la recaudación sería preciso incrementar la fiscalidad a las rentas del trabajo, algo que ningún Gobierno parece tener sobre la mesa, en el actual escenario de crisis.
Sin embargo, con este gesto, el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy se sacudiría en cierta medida la sensación de que va a pasar la factura de la austeridad a las clases medias y bajas, con cuestiones como la congelación de sueldos a los funcionarios y del salario mínimo, el copago sanitario y otros proyectos que tienen como fin el adelgazamiento del sector público y que, inevitablemente, acarrearán un empeoramiento del estado del bienestar.
Esta posibilidad cuenta con la oposición de Luis de Guindos, según señalan fuentes cercanas al Consejo de Ministros, más liberal en materia impositiva y al que disgustan este tipo de iniciativas. Vuelve a ponerse de manifiesto la tensión existente entre el titular de Hacienda y el de Economía, algo que ya ocurrió esta misma semana ante las presuntas filtraciones de De Guindos sobre la cifra inicial de recorte, que tuvo que ser desmentida posteriormente.
Conviene recordar que en los últimos tiempos, algunas grandes fortunas han afirmado públicamente que estarían dispuestos a pagar más impuestos y un Gobierno de derechas puede realizar tal medida suscitando menos temor a las rentas altas, de la misma manera que un gabinete de izquierdas es mejor visto a la hora de acometer grandes recortes sociales, como una reconversión industrial, por ejemplo.
Mientras tanto, el Ejecutivo actual sigue trabajando para llevar a cabo un fuerte recorte del déficit, a pesar de que ha prometido que revalorizará las pensiones un 1%. Rajoy debe meter la tijera por un importe de 16.500 millones de euros para cumplir con los objetivos de déficit en un tiempo récord y la expectación es máxima.