No se veía un éxito de este calibre desde la exposición antológica dedicada a Joaquín Sorolla en 2009. El Hermitage en el Prado, inaugurada el pasado 8 de noviembre, ha superado las expectativas de visitas del museo, que tan sólo el año pasado recibió 2.911.767 visitas, de las cuales unas 218.000 corresponden a la muestra que se clausura en marzo próximo.
Con apenas una semana de inaugurada, la afluencia de visitantes ocasionada por la exposición temporal fue tal que motivó al museo a abrir excepcionalmente todos los días de la semana, lunes incluidos, de 10:00 a 20:00 horas, una medida que extendió además a la Colección Permanente.
Para visitar la exposición El Hermitage en el Prado, es imprescindible la presentación de pase horario específico de acceso a la misma. Las sesiones reciben nuevos visitantes, cada 45 minutos, y quienes deseen acceder sólo podrán hacerlo para la hora específica indicada en la entrada, una práctica que se ha hecho costumbre no sólo en El Prado, sino también en el Museo Thyssen, otro blockbuster’del llamado “Triángulo de oro” del Paseo del Prado junto con el Museo Reina Sofía.
La forma más sencilla de evitar largas colas para hacerse con entradas para la exposición del Hermitage es comprarlas a través de la página web de Museo. A día de hoy, las sesiones para las próximas tres jornadas están agotadas, por lo que se recomienda intentar adquirirlas con, al menos, una semana de anticipación.
El Hermitage es una de las pinacotecas más completas del mundo. Creado en 1764 por Catalina II y declarado museo Imperial por el emperador Nicolás I, el Hermitage comenzó con una colección de 220 piezas que hoy superan los tres millones de obras. El edificio más importante de los que integran el complejo es el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares y escenario clave de sucesos históricos, entre ellos, el asalto de la noche del 25 de octubre durante la revolución bolchevique.
Una parte de ese inmenso legado puede verse, todavía, en el Prado con obras que abarcan desde el siglo V a.C. hasta el siglo XX, incluyendo piezas de las colecciones de pintura, dibujo y escultura, además de una selección de objetos de las colecciones arqueológicas y de artes decorativas, que incluyen trajes de época y mobiliario.
Una verdadera curiosidad de la muestra se halla en las secciones dedicadas al oro de los nómadas de Eurasia así como aquellas volcadas en la colección de orfebrería de los zares rusos, cuyo primer gran coleccionista fue Pedro El Grande. Destacan, especialmente, los capítulos orientales del siglo XII con piezas como una delicada colección de objetos de tocador, entre ellos una impresionante horquilla de la dinastía Ming (1368-1644) hecha en oro, filigrana, plata, rubíes, zafiros y pintura.
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A esa sección hay que incorporar la necesaria mención a los objetos de India, Mesopotamia e Irán entre los que destacan un sable iraní del siglo XIX fabricado de acero, oro, plata y esmalte, esmeraldas, brillantes, diamantes, rubíes y espinelas.
Entre las grandes obras maestras de la pintura que forman parte de esta muestra destacan ejemplos tan notables como el San Sebastián de Tiziano, el Tañedor de Laúd de Caravaggio, el San Sebastián de Ribera, y el Almuerzo, de Velázquez. También sobresalen del conjunto dos obras de la importante colección de Rembrandt que atesora el Hermitage, Retrato de un estudioso y Caída de Haman, además de un maravilloso boceto en terracota de Bernini para el Éxtasis de Santa Teresa.
La exposición incluye también notables ejemplos de las célebres colecciones de pintura impresionista y post-impresionista del museo ruso, en el que están representados Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse, éste último con dos obras. De Picasso se incluyen tres lienzos, entre ellos Mujer sentada y Bebedora de absenta, y completarán la selección dos obras rusas de la vanguardia abstracta, la Composición VI de Kandinsky y el Cuadrado negro de Malevich.
El movimiento de obras que se realiza en ocasión de El Hermitage en el Prado se considera uno de los mayores intercambios realizados por ambas instituciones hasta ahora. Éste comenzó con la presentación de El Prado en el Hermitage en San Petersburgo, exposición que contó con la colaboración de Seaxec y recibió a más de 600.000 visitantes. Ambos proyectos se inscriben en el marco de la celebración del año Dual España-Rusia 2011.