Las palabras de Mario Draghi fueron claras: “tenemos que aprender a funcionar sin dar tanto peso a las evaluaciones [de las agencias de calificación]”. Así se expresó el presidente del Banco Central Europeo el lunes, ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
En esta misma dirección, y el mismo día, se movió el presidente francés, Nicolás Sarkozy, que pidió “mantener la sangre fría” frente a las decisiones de las agencias. El detonante que dio lugar a estas reacciones fue la decisión de Standard & Poor’s el pasado 13 de enero de bajar la nota a nueve países de la eurozona y, tres días más tarde, al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Draghi aprovechó la ocasión para lanzar una serie de recomendaciones a “reguladores, inversores y bancos”. “En vez de lamentarse ante las calificaciones o dedicarle mucho tiempo, conviene tomarlas como una información más”, señaló el presidente del BCE. La segunda recomendación del italiano, “ser más independientes de esas evaluaciones”, poniendo como ejemplo a seguir al organismo que el mismo preside, que, según quiso destacar Draghi, ya lleva años aplicando esta actitud.
Por su parte, Sarkozy recordó que “no son las agencias de calificación las que tienen que definir las políticas de los países”, en relación a esa independencia que horas más tarde pediría Draghi. El presidente francés hizo un llamamiento a centrar los esfuerzos en “reducir el déficit, reducir los gastos y mejorar la competitividad de nuestra economía para recuperar el crecimiento” en lugar de “volvernos locos porque una agencia ha hecho un comentario”.
Competencia europea
Entre las palabras que Draghi dedicó a las agencias de calificación se encuentra también el deseo de “aumentar la competencia” en las evaluaciones, que actualmente pertenece exclusivamente a las norteamericanas Fitch, Moody’s y Standard & Poor’s. Un día después de estas declaraciones, la Comisión Europea mostraba su apoyo a la constitución de una agencia de calificación europea independiente que sirva como contrapeso a las tres norteamericanas, aunque en ningún caso quiere ser la propia UE quien saque adelante esta iniciativa.
Para dar respuesta a esta demanda, la asesoría empresarial alemana Roland Berger ha saltado a los medios esta semana con el anuncio de que está reuniendo el capital necesario para convertirse en la primera agencia de calificación europea para hacer la competencia al trío norteamericano.
Markus Krall, socio de la empresa, destacó que la futura agencia –que comenzará a operar en 2012– será más transparente que S&P, Fitch y Moody’s y que las calificaciones no serán abonadas por los emisores (los propios evaluados), como sucede en las agencias norteamericanas, sino que serán abonadas por inversores en bolsa, para quienes se dirigen directamente las valoraciones de títulos y acciones de este tipo de empresas.
La idea de crear una agencia de calificación europea no es nueva y lleva meses rondando por el viejo continente, que exige un cambio que suponga regular la transparencia del trabajo de estas empresas.
“Chantaje de naturaleza política”
No todos los líderes europeos han seguido el camino marcado por Draghi y Sarkozy. El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, fue más crítico, al afirmar este viernes que Europa se está dejando condicionar por las agencias de calificación de riesgo.
“Los dirigentes europeos y las instancias europeas, cuando surgen evaluaciones de las agencias de rating, hablan, se quejan, comentan, dicen que van a hacer esto y van a hacer aquello, pero hasta el momento no se vio casi nada”, acusó el presidente luso, que se reconoció “sorprendido de que 27 jefes de Estado y de Gobierno se dejen condicionar políticamente por agencias de rating y acepten incluso cierto chantaje de naturaleza política”.
Sobre las agencias de rating, el jefe de Estado fue claro: “pienso que ya no vale la pena hacer cualquier comentario”, además de elevar esta cuestión a “problema claramente europeo”.